… Y todo vanidad. Escuchando la oración parlamentaria de quien sigue presidiendo el Gobierno me vino a la memoria aquella sentencia del Eclesiastés bíblico: “Vanidad de vanidades y todo vanidad”. El personaje hablaba y hablaba sobre la excelencia de su respuesta a la pandemia y de la nueva normalidad que le depara el futuro, todo ello sin hacerse cargo de que lleva treinta mil muertos a las espaldas y un país quebrado.
Cuando hay muchas palabras, aumenta la vanidad, sentencia el libro.
Mecido por una vanidad sin límites no quiere darse por enterado del suelo que pisa. Todo es vanidad, todo mentira. El presidente excepcional, porque metido en la excepción vive, maldito el caso que hace a la enmienda a la totalidad que le presentó el presidente de los populares. Con precisión de cirujano, Casado denunció la falacia de la alarma como único arma para proteger la salud de los ciudadanos. Continue Reading ▶






