¿Queda algo más por ver?

Hablémoslo, dice el gobierno Sánchez-Iglesias a los golpistas.

Sánchez reapareció en el Congreso como si la pandemia no se hubiera llevado 8.003 ciudadanos en el mes de enero. No lo hizo para dar explicaciones sobre la relación de su gobierno con el dato, ni sobre ninguna otra calamidad -y mira que las hay-. No; fue a dar un mitin, el que necesita Illa, el pobre, despachado allá entre golpistas que no le mientan los 80.000 muertos, no; sólo el 155.

¿Tan poco importan las vidas de nuestros conciudadanos? Parece que bastante poco, efectivamente. El presidente baja a la arena para hacer ver que está ahí, a la cabecera de un banco azul en el que sobran dedos de una mano para contar los ministros que trabajan, ¡y son 23!

Las preguntas le resbalan como patines sobre hielo. Puro Ollendorff. El desprecio a los ciudadanos es insoportable. Porque los españoles tienen derecho a conocer, por ejemplo, por qué ha mutilado un informe del Consejo de Estado en el expediente del decreto sobre los fondos europeos. Continue Reading

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Asalto al Zendal

Restos del asalto al Hospital Zendal

Lo que está ocurriendo en el madrileño hospital público Enfermera Isabel Zendal recuerda el asalto al Capitolio washingtoniano.

Aquí, bárbaros que rozan el calificativo de criminales, sabotean las instalaciones que mantienen con vida a quinientos ciudadanos víctimas de la pandemia.

Allí, energúmenos emborrachados de zafio populismo, y de algunas cosas más, demostraron al mundo hasta dónde puede llegar la aberración humana cuando las personas se arrebañan; las llamadas hordas (“comunidad de salvajes nómadas” según la RAE) arrasaron cuanto encontraron en el templo de la soberanía nacional norteamericana.

Lo del Zendal, más que mera barbarie, es una siniestra consecuencia del asalto al gobierno de la Comunidad de Madrid perpetrado por la coalición de gobierno que sufre el país. Continue Reading

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La verdad sería revolucionaria

La lección de Mafalda. Sería una política revolucionaria.

No que me hayas mentido, lo que me aterra es que ya no pueda creerte”, dejó escrito Nietzsche en un breve ensayo sobre la verdad y la mentira. Más allá de su valoración ética, la acción de mentir arruina la confianza, base fundamental de la convivencia en cualquier comunidad, desde la más simples, como la familia, hasta las complejas sociedades políticas Cuando los ciudadanos pierden la confianza en sus instituciones y dirigentes la democracia se corrompe.

Acabamos de vivir un ejemplo clamoroso en el aquelarre con que Trump puso punto final a su presidencia, con el asalto al templo de la soberanía del pueblo norteamericano. El caso es digno de atención.

Su administración no ha provocado guerras militares, sólo comerciales, y permitió satisfactorios niveles de crecimiento económico. Pero ello no fue suficiente para compensar los efectos de la ruptura social provocada por su arrogante arbitrariedad. Durante cuatro años nutrió el populismo que le llevó a la Casa Blanca con treinta mil quinientas setenta y tres mentiras, casi la mitad en su último año.

Lo sucedido en Washington debería hacer reflexionar a nuestros políticos sobre las consecuencias de jugar con la realidad a capricho, según la conveniencia del momento. Continue Reading

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Cataluña, los podemitas y el trilero

Truco viejo como la historia. El Bosco ya lo conocía…

Los españoles han dejado de tener problemas. Ahora toca Cataluña. Encuestas, coaliciones, delincuentes en libertad y forajidos en plasma. Todo lo preciso para borrar durante quince días la pesadilla de un virus que mata y un gobierno incapaz de resolver incertidumbres.

¿Cuándo terminará esto, habrá vacuna para mí, tendré trabajo, exámenes, crédito?

“¡Firmes, vista a Cataluña!” ordenan los altavoces mediáticos del sanchismo, hoy paralizado por la sospecha de que los bolivarianos puedan dejarle colgado de la brocha. Continue Reading

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No siempre fuimos así

El presidente Suárez, el Rey Juan Carlos I y el príncipe de Asturias, hoy Rey Felipe VI.

En los dos últimos días de este penoso mes de enero, y hasta la primavera tenemos suspendidos derechos ciudadanos, han venido a coincidir dos efemérides merecedoras de recuerdo. La primera se remonta cuarenta años atrás, es la dimisión del primer presidente de la España constitucional en que vivimos. La segunda, cinco años después, 30 de enero de 1986: en el Congreso, el entonces príncipe de Asturias juró lealtad a la Constitución aceptando así su papel como sucesor de la Corona. Acababa de cumplir su mayoría de edad; hoy cuenta 53 años.

Entre una y otra está el reinado de Juan Carlos I, español que nació fuera de España un 5 de enero de 1938 y desde el 3 de agosto fuera está viviendo. Porque hoy el gobierno así lo quiere del rey que durante treinta y nueve años consolidó la democracia parlamentaria que hoy encabeza aquel príncipe de Asturias, hoy Felipe VI. Continue Reading

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Uso y abuso de las instituciones

Todos son contingentes, uno va, otro viene; sólo Su Persona es necesario.

El cambio se produjo como previsto. O sea que a Su Persona le parece que todo marcha bien. Como si el Gobierno fuera el Ejecutivo preciso para enfrentar los problemas con el ánimo y capacidades necesarias para resolverlos. O enfocarlos. O minorarlos. O simplemente reconocerlos. Porque se lució el personaje la pasada semana al fijar ahora como objetivos la memoria democrática, el planeta verde y las cuestiones de los géneros.

Pero dice que todo marcha bien, y el presidente es persona honesta que siempre dice la verdad. Los ministerios trabajan coordinadamente bajo su batuta, aunque nadie vea la batuta, pero así será porque él es sincero. Todos se sienten comprometidos con misiones más relevantes que ampliar plantillas para ensanchar sus clientelas, sin duda así será cuando lo dice, y él es persona veraz. Continue Reading

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