Comenzando por el papa Bergoglio. Se mete entre los acantilados de la política con la osadía de un tertuliano cualquiera. Sus palabras sobre Putin, Rusia, Ucrania, la OTAN y demás protagonistas de la masacre en curso carecen de la sensatez propia de un responsable universal. Y ojalá no sirvan de coartada para el empleo de la bomba nuclear que el ruso busque para coronar su hazaña.
No es la primera vez que se deja llevar por su deriva peronista, cultivo político del que nada bueno ha salido en su Argentina natal. Pero Francisco es líder espiritual de mil doscientos millones de católicos repartidos por todo el mundo que podrían empezar a cuestionarse dónde estaba la santa paloma hace nueve años, cuando el cónclave cardenalicio le nominó pontífice sucesor del dimitido Benedicto. Continue Reading ▶






