Tocapelotas

Hay personas que disfrutan haciéndose notar, es más: que parecen vivir para recordar al mundo entero que están ahí, presentes, brillantes, inalcanzables. Y se mueven sagaces como linces cuando sienten que su estrella comienza a perder el brillo que alguna vez alcanzó. Derrotan a izquierda o derecha sin parar en mientes, con su olfato como brújula para llegar a nadie sabe dónde.

Son los llamados tocapelotas. Pisan, empujan, molestan en fin a sus prójimos como si el mundo les hubiese quedado estrecho. Un subgénero dentro de la especie política con que venimos cargando con tan poco fruto. Ahí tienen a ese tal Rufián, prototipo de zorrocloco, una de las de las últimas acepciones recogidas en el DRAE para definir al hombre que parece bobo pero que no se descuida en su utilidad y provecho. Continue Reading

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Hachazo al Gobierno

Una Vicepresidenta en busca de mejor fortuna.

Por si no fuera suficiente la información de que nuestra economía es la que peor se recupera, habiendo sido la que más perdió con la pandemia, en la misma semana Mi Persona ha probado el aguijón de su vicepresidenta comunista. Lo del chiste de la rana y el escorpión atravesando el río, “Lo llevo en mis genes”.

La denuncia de que el gobierno sabía que la COVID ya estaba entre nosotros, ella misma había hecho el informe, pero lo silenciaron para no entorpecer aquella manifa feministoide del 8 de marzo del 19, podría traer consecuencias penales además de políticas. Claro que mientras la fiscalía esté en manos de la pareja de Garzón, el juez inhabilitado, y la mayoría del parlamento taponada por los miembros del Frankenstein, podría pasar que no pase nada. Continue Reading

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¡Olvídense!

El diputado Rufián presumiendo del éxito de su chantaje.

Convengamos en que muy raro hay que ser para aguantar a un chulo de bolera dictando a los diputados socialistas, a su Gobierno, a la Policía Nacional y a quien se le pusiera por delante aquel “Olvídense” con que remató su hazaña de haber impuesto a Mi Persona la retirada de 8 millones en los PGE para arreglar una sede policial en la ciudad condal.

Un “Olvídense” que recordaba a otro insigne demócrata, el golpista y luego presidente Chavez, cuando a la voz de “¡Exprópiese!” ordenaba a sus comandos saquear propiedades. Continue Reading

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Del destornillador a la piqueta

Hicieron posible la concordia nacional que selló la paz.

Hasta que los ciudadanos le mandaron a hacer puñetas este país cargó con un primer ministro que lo dejó arruinado, con sus servicios esenciales al borde de la quiebra. Mientras sembraba tal desastre ocupó tiempo y esfuerzo en ir desatornillado los pernos de las crujías de la nación con minuciosidad de relojero.

Su sucesor ha cambiado el destornillador por la piqueta y, una vez aflojados los principios del sistema, Mi Persona perfora los muros de la patria mía, “si en un tiempo fuertes, ya desmoronados” en palabras de Quevedo, ante el silente estupor de los españoles y de más europeos cada mes. Continue Reading

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Prevaricar, por qué no

La prevaricación es un abuso de poder

Delito consistente en que una autoridad, un juez o un funcionario dicte a sabiendas una resolución injusta.”

Eso es la prevaricación, concepto jurídico pero demasiado sobado como para que los ciudadanos medianamente leídos no conozcan su significado. Y puedan detectar quién, cuándo y dónde ha prevaricado.

La cuestión tiene una puerta de atrás -“a sabiendas”- por la que se puede escamotear la calificación como tal del presunto. Ahí, en el dolo y su ausencia está la gatera por la que suele escabullirse el prevaricador. Continue Reading

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El truhan y su cuadrilla

Presidente con sus enconadas vicepresidentas.

Espectacular. Lo de Mi Persona jugando a “te la llevas” con sus dos vicepresidentas principales es digno de un autor de fuste para inmortalizar los aconteceres en torno a la ley laboral. Alguien del nivel del romano Tito Livio, o tal vez algún personaje discreto, si es que hoy lo hubiera, como el anónimo autor de El Cantar de Mio Cid.

Claro que, pensándolo un poco más, quizá lo más propio sería encargar una película a Santiago Segura, como versión definitiva de la saga de los Torrente, sublimación del truhan anidado entre los pliegues de la España más cutre. Porque lo del personaje que habita en la Moncloa pertenece más bien a este género que al heroico de tiempos imperiales. Continue Reading

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