Hay personas que disfrutan haciéndose notar, es más: que parecen vivir para recordar al mundo entero que están ahí, presentes, brillantes, inalcanzables. Y se mueven sagaces como linces cuando sienten que su estrella comienza a perder el brillo que alguna vez alcanzó. Derrotan a izquierda o derecha sin parar en mientes, con su olfato como brújula para llegar a nadie sabe dónde.
Son los llamados tocapelotas. Pisan, empujan, molestan en fin a sus prójimos como si el mundo les hubiese quedado estrecho. Un subgénero dentro de la especie política con que venimos cargando con tan poco fruto. Ahí tienen a ese tal Rufián, prototipo de zorrocloco, una de las de las últimas acepciones recogidas en el DRAE para definir al hombre que parece bobo pero que no se descuida en su utilidad y provecho. Continue Reading ▶