Tenía que terminar pasando. Un cretino que funge de Consejero de Justicia en el equipo de Mas ha anunciado que el Estadito por el que suspiran dará pasaportes a quien lo solicite desde Baleares, el Reino de Valencia, los vecinos de Aragón y hasta los franceses del Rosellón y la Cerdaña. El sueño de los Països Catalans, ¡ay la Historia!
De la Corona de Aragón al pancatalanismo con jamón, butifarra y mochetas para todos. Triste.
A lo escandaloso de la ocurrencia proferida por Germá Gordó, que así se llama, se une el hecho de que viene cobrando del Estado desde hace más de veinticinco años. Desde los tiempos de Pujol, el fundador en manos de la Justicia, ha ido recorriendo múltiples despachos de la Generalidad en funciones de confianza. No es pues un recién llegado; de naif, poco; de ibérico pernil, tal vez demasiado; y a costa de todos los españoles.
El funcionario español, insisto, proclamó la defunción de la Cataluña autonómica anunciando que ya están en la Cataluña libre. Su Constitución tendría que reflejar aquello de lo que están hechos los catalanes: “grandeza, progreso, justicia social, libertad nacional y paciencia”. Y dejar bien claras su historia y costumbres, el sentido de modernidad y que será indestructible.
Y más a más, añadió que los ciudadanos del resto de los Països deberían poder gozar de la nacionalidad catalana. “El camino a nuestra independencia, dijo, no puede hacernos olvidar a la nación completa”.
Desde la capital del Rosellón el presidente de CDC en la Cataluña del Norte, reclamó recientemente tal honor. Éste no es funcionario español; Jordi Vera es concejal de Perpignan, donde fue elegido dentro de una lista con los partidos socialista y comunista franceses. Pasó una temporada por la Audiencia Nacional como dirigente que fue de Terra Lliure IV Assemblea. De ahí entró en el Partit per la Independència, fundó el Partit per Catalunya y luego el Bloc Catalá que acabó transformándose en la rama francesa de la Convergencia de los Pujol, Más y demás.
Los convergentes de Baleares y Valencia se han callado, por el momento. Y haciéndose el digno, el podemita Iglesias dio por terminadas sus largas vacaciones declarando: “algunos quieren que el debate en Cataluña sea sobre los països catalans o la inquebrantable unidad de España, pero no nos van a llevar a ese terreno”. Tranquilos pues.
Volviendo a Gordó: ¿no sería hora de que el Ejecutivo de la Nación se tomara en serio el funcionamiento de los diversos órganos del Estado, como los gobiernos regionales, y los usos y abusos que desde ellos cometen funcionarios y cargos de confianza de sus dirigentes políticos? Nunca es demasiado tarde. O tal vez ya sí.