Ya era hora. Parece que el gallego que funge como presidente comienza a perfilarse. Ya se verá si lo suyo es subir o bajar por la escalera, pero de momento se ha movido del peldaño en que llevaba largo tiempo instalado.
La rebaja del impuesto sobre la renta con efectos de ayer mismo es una doble buena noticia. Deja en los bolsillos de los contribuyentes una parte de sus ingresos hasta ahora cautiva por el gasto público; y así contribuirá a dinamizar la economía, es decir, a crecer y generar empleo aún con mayor fuerza.
Hay que suponer que lo hace porque puede, además de porque quiera llegar en mejores condiciones ante las urnas. De lo contrario estaría cayendo en el pecado tan habitual de tantos gobiernos en circunstancias similares: el tirar la casa por la ventana y si las cosas salen mal, que arree el que me siga.
Pero no parece que sea este el caso del inquilino de La Moncloa cuando se propone acelerar la lenta maquinaria legislativa para dejar aprobados los presupuestos del año 16. Si lo consigue estaría marcando un hito singular.
También habrá que suponer que él mismo se sienta comprometido con el cuadro que presente; es decir, que su empeño no se reduzca a dejar marcado el camino de quien pudiera sucederle. En cualquier caso nunca está de más asegurar cierta continuidad en los fundamentos de la política económica con que está logrando salir del hoyo.
En seis meses escasos, tiempo que tardan las urnas en madurar, no cabe deshacer lo mal hecho durante tres años y medio, pero sí abrir la partida con un gambito inesperado. Si corto es el tiempo para mejorar, más corto es aún para articular en la oposición una réplica a lo inesperado.
Y, sobre todo, para ganar hay que tener la capacidad de marcar la agenda. No basta con cachondearse de los amigos de los chantajistas griegos, ni sacar los colores a los socialistas que les han prestado sus votos, o reírse del juego pendular del ciudadano Rivera. Por el contrario, el éxito llega cuando son los otros quienes giran en torno a quien pone las cartas sobre el tapete; eso es marcar la agenda.
Rajoy ha comenzado a hacerlo. Se ha metido en política.