Lo de Mas gastando nuestro dinero en un plan para prever la desconexión con el resto del país es de aurora boreal. ¿Pensará en que un triunfo del independentismo en las elecciones que ha programado para septiembre inducirá al Gobierno a cortarles la luz? Así hace país este botarate, huérfano político que como funámbulo atolondrado se empeña en seguir corriendo sobre una cuerda cada vez mas deshilachada.
Y qué decir de Monedero, que tras pasarse un mes rehaciendo facturas y pidiendo certificados a Venezuela anuncia que aclarará su situación fiscal esta misma semana. Este impresentable personaje, penene de la política tras unas prácticas cursadas en paraísos bolivarianos, tiene el tupé de seguir preguntándose qué más querremos, cuando ya ha pagado a Hacienda…
Pero ¡ay! sinvergüenza, sólo la mitad de lo que tenías que haber liquidado conforme a la ley, que es lo que hacemos la inmensa mayoría de los españoles.
¿Casta? pronto han aprendido los trucos de lo peor de la casta que anunciaron laminar.
Tania es un punto y aparte. Dejó a su pareja ir solo a la meca del atlantismo capitalista para sembrar allí la buena nueva mientras ella se montaba su candidatura madrileña para las próximas elecciones. Concursó por hacerlo al frente de IU y ganó las primarias para, un mes después, ciscarse en cuantos votaron y dar razón a los viejos comunistas que ven cómo estas termitas desarbolan sus tinglados por toda España.
Todo es viejo en estos jóvenes ya no tan jóvenes cuyo cartel comenzó a ajarse en cuanto cayeron las primeras lluvias: cobros en B, becas sin cumplimiento, fraude fiscal, etc. Vieja la estrategia de asalto al sistema, viejas la mochilas en que hoy ocultan la escoba con que ayer barrían las plazas del descontento. Viejo como el caballo de Troya.
Como Castro, el Fidel revolucionario universitario que tomó el poder aquel año nuevo del 59 para restaurar la Constitución del 40 violada por el mulato Batista. Pero dos años después, diciembre del 61, confesó “con entera satisfacción y con entera confianza que soy marxista-leninista y seré marxista-leninista hasta el último día de mi vida”. Y de aquella Constitución nunca más se supo.
Se les acumula el trabajo a los mandamases de esta nomenclatura roja que tras dinamitar IU habla de socialdemocracia aspirando a aprovechar las debilidades de Sánchez. De Sánchez y de Susana, que continúa sin pestañear viendo cómo la Justicia comienza a hacerse notar sobre sus más notables militantes, justamente los presidentes con los que trabajó.
Ahora no basta con que el Supremo haya citado como imputados a sus predecesores y otros antiguos compañeros de gobierno. La imputación ya no basta. La línea roja para expulsarles al frío de la calle se retranquea hasta que los jueces pidan a las cámaras los suplicatorios correspondientes. Luego se remitirán a la apertura de vista oral y, siguiendo así, por qué no aplazar todo hasta el día de la sentencia… Realmente, ni los populares practicaron con tanto esmero el arte de la logomaquia.