¿Cuál sería el estatus de un Estado no independiente? Esta es la gran pregunta que hacer a los genios que han elaborado la papeleta del referéndum. La cosa parece un chiste: quienes marquen la casilla del Sí a la cuestión “¿Quiere que Cataluña sea un Estado?” han de responder a continuación Sí o No a una segunda pregunta: “¿Quiere que este Estado sea independiente?”.
¿Independiente de quién, o dependiente de qué? El detalle es sólo una muestra de la chapuza que envuelve todo este cuento del derecho a decidir. Porque cabe suponer que en la nómina de tantos historiadores, exhibicionistas, periodistas y demás agentes de la camelancia en curso, algún presunto constitucionalista habrá sido contratado para vestir al muñeco.
¿Sobre qué Estado quieren preguntar a los ciudadanos? El Estado es algo más que la conciencia de un pueblo, que decía Hegel; en esa definición cabrían muchas otras regiones españolas, incluso alguna comarca como El Bierzo leonés o el mismísimo Maresme barcelonés. El Estado requiere de un pueblo, sí, pero también de un territorio y soberanía para organizarse.
Lo de la soberanía está perdiendo muchos puntos con los fenómenos globalizadores en curso, pero en cualquier caso se precisa incluso para cederla a una instancia superior. Caso del Estado federal, por ejemplo; la solución que el PSOE vende como bálsamo de Fierabrás. Pero, ¡lástima!, los estados federados tampoco pueden romper unilateralmente el pacto constitucional sobre el que se crearon.
En el Estado federal la soberanía reside en sus ciudadanos, en todos; no en los Estados federados. Y por si tal hecho no fuera suficiente para dejar de hablar de federalismo, cabe recordar que la federación tiene siempre mecanismos centralizadores más rotundos que el autonomismo de nuestra Constitución. Ese quizá sea el único punto valioso de la propuesta socialista, definir con claridad el límite competencial de cada cual en aras de la racionalidad y de la igualdad, pero no parece que ello satisficiera a los secesionistas catalanes.
¿En qué Estado piensan pues los Mas, Pujol, Junqueras, Forcadell, Casals y demás responsables de esta mala historia? Valientes padres fundadores, y madres, que no saben dónde ir. Aunque, realmente, quizá esa sea su mayor fortaleza para tener entretenidos a tantos durante tanto tiempo.