Pues parece que va a dar resultados la llamada pachorra presidencial respecto al ucase (RAE: “mandato arbitrario y tajante”) del presidente del ente autonómico catalán. Eso de que el referéndum para la independencia se celebrará el 9 de noviembre sí o sí, que no hay plan “B”, etc., comienza a entrar en vías de razón.
Cuando Mas anuncio que la consulta se celebrará dentro de la legalidad muchos pensaron que la legalidad referida se reducía a la ley de consultas que su gobierno ha echado a rodar. Otros, como Rajoy, no quisieron pensar en otra cosa que en las leyes superiores del Estado ya existentes, desde la Constitución hasta el último reglamento electoral que, por cierto, el molt honorable ha jurado cumplir y hacer cumplir.
Pero el comentario hecho ayer por la vicepresidenta del gobierno de Mas está dando a entender que se está imponiendo el sentido de la responsabilidad, además del común.
Ha venido a decir doña Joana Ortega que si el Estado veta la consulta, tiempo habrá más adelante para realizarla. Porque lo importante, dijo, es que el proceso –de la independencia, esto no lo dijo- sea impecable, para lo que ha de hacerse dentro de la legalidad.
Dijo la vicepresidenta, que no es de Convergencia sino de Unió, que ella trabaja para este 9 de noviembre, y si no, habrá otro 9 de noviembre; “se aplaza el proceso, pero el anhelo sigue vivo”.
Obviamente el fondo de la cuestión sigue pendiente, pero no tal y como estaba. Los matices son más importantes que las bravuconadas a las que nos tenían acostumbrados los herederos de Pujol. Y la respuesta de sus socios ocasionales, ERC, a tales declaraciones denota que el frente unido burguesía-izquierdistas republicanos tiene demasiadas fisuras como para considerarlo incólume.
“El gobierno catalán ha decidido suicidarse”, adujo Tardá. El resto del rojerío independista cantó el tradicional “no pasarán”… y a ver que dice ahora Mas. Hoy mismo celebra el tercer centenario de la derrota de los austracistas, los partidarios del archiduque Carlos, en tierras catalanas. ¿Por qué tanta afición a celebrar las derrotas?
Y a todas estas parece que las inscripciones para la diada no llegan a la cuarta parte de las que hace un año estaban cumplidas por estas fechas… Es lo que suele pasar cuando se acerca la hora de la verdad; en política como en los toros.