Hay palabras que cuesta escribir, como ese concepto-rana que Valenciano sacó en su mitin andaluz. Y cuesta escribirlo porque los correctores de Word no lo comprenden. Y, además, porque podría significar lo contrario de lo que pretende explicar la candidata de Rubalcaba. ¡Ay aquella falta de atención en las clases que le aburrían…!
Vamos a ver, el sufijo “cidio” tiene un significado único: acción de matar. No parece que la candidata quisiera acusar a Rajoy de matar la austeridad, sino probablemente de todo lo contrario. ¿Rajoy, austericida? Absurdo. Se pueden matar muchas cosas, desde niños, y a los que lo hacen se les llama infanticidas, hasta conceptos como la libertad, y se habla de liberticidas. ¿Cómo no va a estar el común hasta las cejas de los políticos que tiene delante? No sé que es primero, si el lenguaje o las ideas, pero lo que sí está claro es que las ideas requieren del lenguaje para hacerse entender. Luego se compartirán o rechazarán, pero para comprenderlas hay que comunicarlas y para eso están las palabras. “Austericidio”, ja.
Y luego la matraca acostumbrada del género y el aborto. Cantidad de votos va a quitarle a los “austericidas” con esa cantinela.
Pero es que la candidata parece que no suscitó excesivos entusiasmo ni entre los tres millares y medio de asistentes acarreadas de toda la región que su partido viene gobernando. A nadie pudo sorprender que las palabras de su presidenta Díaz llamándoles a las urnas fueran mejor gratificadas, pero sí que los fervores se desataran cuando habló Schulz, el alemán que quiere presidir el invento europeo.
“Compañeras y compañeros, caballeras y caballeros”, comenzó brillantemente. Y como si no fuera alemán les habló de una Europa basada en la mutua confianza “y en la que un país no se sienta superior a los demás por su fortaleza económica». Como si no fuera alemán… Y el pueblo aclamó “¡presidente, presidente!”.
Frases, eslóganes y demás también merecen un pequeño apunte. Como Marx con sus principios, Groucho naturalmente, la campaña socialista los cambia según con quién hable. Mientras en Andalucía y Madrid, por ejemplo, dicen “Tú mueves Europa”, en Cataluña se presentó ayer Rubalcaba con “Aturem Rajoy”, o sea paremos a Rajoy o aislemos a Rajoy. Poco solidario ante el problema separatista parece. Pero en todo caso, si significativo resulta el interés socialista en hacer de las elecciones europeas un juicio al Gobierno español no lo es menos que no tengan nada que proponer, ni siquiera una idea, una imagen, unas palabras.
Y eso que el propio jefe socialista dejó en Tarragona una frase para el bronce: «las fronteras son de derechas y a los socialistas no nos gustan las fronteras, ni los muros, ni las separaciones«. Dicho allí se supone que estaba refiriéndose a los secesionistas catalanes, aunque calificar de derechistas a los líderes que se le han ido de su partido, o a los votantes de ERC, comunistas de verde y demás compañeros de viaje en la aventura de Más no parece demasiado atinado.
Más extraña aún resulta la referencia a los muros. ¿El de Berlín? No se recuerda que los suyos hicieran demasiado por su caída. ¿O sí?