Hace diez años Hollywood produjo una película premonitoria, The day after tomorrow. En El día de mañana, título con el que se distribuyó aquí, los efectos especiales lograron imágenes tan espectaculares como las que esta semana nos ha traído la realidad helada de Nueva York, el lago de Chicago o las cataratas de Niágara. El cuento era tan sencillo como que el calentamiento global del planeta Tierra rompía una gran masa de hielo en la Antártida lo que producía un desplazamiento del vórtice polar en el hemisferio norte. Pongan los tiempos verbales en presente, que eso es lo que nos está pasando.
La realidad está superando a la ficción. Cuando se hacía aquella película no se había desprendido ninguna gran masa de la Antártida, pero el calentamiento estaba produciendo en los territorios australes un peligroso empobrecimiento de la capa de ozono, lo que se convertía en un factor más de calentamiento.
En nuestro hemisferio el ciclón que permanentemente cubre los polos desde la estratosfera, el vórtice polar, es más inestable que en el meridional y se ha desplazado hacia Canadá y los Estados Unidos, como podría habernos caído sobre el norte de Europa o en la estepa siberiana.
Lo que a España nos han llegado como flecos de ese ciclón helado, el gran frente polar, son los vientos que han originado un fenómeno hasta hace poco difícil de imaginar: en el pasado día de Navidad la eólica aportó el 50% de la energía eléctrica producida en el país, es decir, tanto como el conjunto de todas las demás fuentes. De hecho ya durante todo el año 2013, los aerogeneradores sobrepasaron a los reactores nucleares como principales fuentes de energía, dejando muy postergadas las térmicas e hidroeléctrica.
Si el nuevo sistema para determinar los precios de la energía eléctrica afina los procedimientos, periodicidad de las subastas y demás, la factura de la luz podría comenzar a ajustarse a los costes reales incluyendo impuestos y demás gabelas.
De hecho, los vendavales sufridos en la primera semana del año han reducido en más de un 68% el precio medio de la energía respecto del registrado en el pool durante el pasado mes. De lo que ya se benefician los grandes consumidores presentes en el mercado mayorista, tres cuartas partes del consumo nacional, ¿por qué no extenderlo al doméstico? El reto no es difícil de superar; la pértiga se llama transparencia.
Por cierto, aquella película terminaba con el éxodo masivo hacia el sur de los habitantes de un llamado primer mundo asolado por el hielo.
Entretenida comparación… 😉
http://noticias.finanzasparamortales.es/index.php?pagina=Ver%20Hablando&id=F07012014N7