Lo del partido de Rubalcaba y el aborto es como lo de Mas y su referéndum, formas de gastar en salvas la poca pólvora de que disponen. Ambos fenómenos, nacidos de aquel estúpido pas d’ennemis à gauche, les aleja de sus bases naturales mientras crecen a su costa sus vecinos más radicales.
Llevamos tanto tiempo de política menor que no extraña ver cómo los líderes, lejos de conducir gentes y procesos hacia sus objetivos, se montan en la cresta de las olas que otros levantan y ellos mismos alimentan con su cabalgar. Algunos analistas achacan tales fenómenos a la demoscopia, ese ara en que tantos principios son sacrificados; no es del todo cierto. Los sondeos son volubles y en un par de meses la opinión pública puede hacer desgraciado a quienes confiaron en lo que el anterior sugería. Algo así canta de la donna el Duque de Mantua en Rigoletto.
Basta con que cuaje la impresión de que va a acabar por tener razón el gobierno de Rajoy en lo de la crisis para que la oposición, emperrada en llevar la contraria hasta en los números, comience a perder suelo bajo sus pies. Es lo que acaba de decir, por ejemplo, la encuesta mensual que hoy publica El Mundo, diario por cierto tan empeñado en cavar la sepultura de Rajoy como Rubalcaba o la sra. Díez lo están.
En esa política de despropósitos llegó ayer la portavoz de Rubalcaba en el Congreso a pedir un desafuero a los propios legisladores: votación secreta sobre la toma en consideración de un proyecto de Ley, el del aborto concretamente. Saber tiene que saber, y sobradamente, que el Reglamento de la Cámara exige votación pública en los procesos legislativos; es decir, que cada cual se retrate ante el país. Normal. Pues no; puestos a perder, se empeñan hasta en perder el tiempo que deberían emplear en cuestiones de mayor beneficio y provecho.
Hace ahora veinticuatro siglos y pico que los romanos salvaron el Capitolio de una invasión gala gracias a los graznidos de los gansos que por allí andaban. En la barcelonesa plaza de San Jaime no hay gansos como aquellos; lástima. ¿Cuántos puntos tendrá que seguir perdiendo la Convergencia de Mas para dejar de extender cada día los metros de alfombra roja por la que avanza segura la Esquerra Republicana de Junqueras, su socio letal?
Dicen que ahora escribe cartas a los gobernantes europeos; acabará pidiéndoles otra votación secreta sobre el euro y la Cataluña chiquita con que sueña mientras sus teleféricos se paran, arden edificios y sigue sin pagar la farmacia de sus conciudadanos. Acabará siendo un nuevo paradigma de los momentos más irracionales de nuestra historia, como aquel suicidio numantino del siglo segundo, o el vivan las caenas de 1814.
Qué bien vendría a todos un poco de sensata calma al comenzar el año…
Amigo mío, pero es que al Duque de Mantua lo encarnaron Caruso y Tamagno. Ahora de esos no hay. Paz y Bien.
¿Está usted seguro de que don Francesco Tamagno cantó Rigoletto? El papel del Duque no es el más adecuado a su tesitura… Abrazos