Tiene bemoles que los llamados sindicatos de funcionarios pongan pies en pared ante los indicios de que no subirán sus sueldos en el próximo año. Los parados que les doblan en número y entre los que, por supuesto, no hay funcionarios, ya dicen que se cambian con ellos sin ver.
No hay nada como la solidaridad intersindical. Aún no se ha oído una voz sindical de los mineros, o de la construcción, ni del naval pidiendo un poco de respeto a sus compañeros de la función pública. Respeto porque unos señores con trabajo garantizado, remuneraciones por hora trabajada superiores a la media del personal laboral, con seguridad social y retiro asegurados y demás, no pueden protestar porque el próximo año les congelen el sueldo. Es decir, porque aporten al pago de la crisis un 2,5% de lo que ganan, cuando más de cuatro millones y medio llevan tres años con los bolsillos vacíos porque su patrón no se llamaba Estado.
Esa es la cuenta, señores ugetistas y comisionistas; esa es la cuenta real: los funcionarios no se quedan en la calle, los otros sí, a poco que se descuiden.
Pescar en río revuelto es deporte sobre el que debería caer la veda en tiempos como los que corren. No es cosa de mencionar el patrimonio inmobiliario, las mariscadas y otros desmanes de sindicalistas de los que nadie parece sentirse avergonzado; no es preciso llegar hasta ahí. Basta con denunciar la falta de todo lo que históricamente ha caracterizado el sindicalismo: ¿dónde fue a parar la solidaridad?
La cosa lleva muchos años decayendo. Lo de la solidaridad proletaria ya quebró hace cerca de un siglo, en la primera guerra mundial. El internacionalismo de la Internacional Socialista se quebró en tantos trozos como países; los franceses de Guesde o los rusos como Plejanov hicieron frente común con sus gobiernos y burguesía respectivos para emprenderla a bayonetazos contra sus compañeros del joven SPD alemán, alineados con el resto de los germanos, naturalmente.
Nada nuevo bajo el sol. Pero ¿qué dicen hoy los jerarcas sindicales; con quién están, con los empleados del ministerio de Justicia y su paga de Navidad, con los parados del sector naval, o con los que quedarán sin trabajo en lo del carbón leonés?