Duran i Lleida pasa por ser persona responsable y de sentido común. Las encuestas así lo valoran a lo largo y ancho del país, gracias en buena medida al escaso nivel de rechazo que provoca. Pues bien, el señor Duran, líder del partido democristiano Unió Democràtica y portavoz en el Congreso de CiU, la llamada minoría catalana, ha hecho trizas su reputación en el debate sobre la reforma constitucional.
Ni más ni menos, el presunto representante del seny, espetó al país que el proyecto “significa una ruptura del proceso constituyente”, dicho dos veces lo cual no votó en contra, ni tampoco se abstuvo; simplemente, él y su grupo no votaron. Como si no asistieran a la sesión, como si no hubieran sido convocados, como si los dos partidos «que ustedes llaman nacionales» –dijo- les hubiesen impedido la entrada en el hemiciclo.
Así es también el señor Duran. Decir a estas alturas, al cabo de treinta y tres años de vigencia de la Constitución, que estamos en proceso constituyente es sencillamente aberrante, a la vez que revela el auténtico pensamiento de una minoría, la catalana, tan del gusto de gentes bien pensantes.
El problema para el señor Duran es que el tope de déficit de las autonomías lo fije el Congreso y no las cámaras autonómicas. «Sin autonomía financiera no hay autonomía política y sin autonomía política no se puede hablar del Estado de las Autonomías«, sentenció.
Los portavoces de las dos grandes minorías, Alonso y Sáenz de Santamaría, invitaron con especial atención al señor Duran y su grupo a sumarse al consenso, cosa que el catalán fió a la recepción que encuentre su próxima enmienda. En ella pedirán que la prevista ley orgánica, además de al déficit, ponga límites a la solidaridad autonómica.
Extraño sentido común el del señor Duran i Lleida, que calificó de humillación la sentencia del Constitucional sobre el Estatut. Lo trajo a colación como precedente de una política que producirá un choque de trenes de consecuencias que «no nos interesan a ustedes ni a nosotros».
Autonomía financiera, solidaridad regional, ustedes y nosotros; esa es la almendra.
Es claro que tiene sentido la postura de Duran. Los partidos nacionalistas están en el hemiciclo para sacar beneficio de ello. En caso contrario simplemente dicen que no es asunto de ellos. Me recuerda aquel político vasco que cuando empezó la guerra civil del 36 dijo: Eso es un conflicto entre entre españoles. Y tomaron partido por la república que les prometía la aprobación del estatuto y lo que quisieran.
Saludos cordiales.
No deja de ser lamentable. La era de los nacionalismos queda tan lejos… y el fenómeno es tan emprobrecedor… Sólo genera conflictos.
En fin, gracias por su atención.