Griñán ya tiene lo que quería. Su delfina cargará con los muertos que seguirá desenterrando Alaya hasta que los tribunales superior y supremo se hagan cargo de la colosal estafa de los EREs. Cerca de mil euros, veinte bárcenas y de dinero público.
Nada ni nadie mejor que una joven apparatchik nacida a la política en las juventudes socialistas andaluzas. Desde entonces, catorce años ha, se ha ganado la vida sólo en ella, recorriendo todos los escalones de lo público, desde una concejalía hasta la consejería de presidencia de la Junta pasando por el Congreso de los Diputados.
Estaba cantado. La designada por falta de primarias es Susana Díaz, la que hizo la campaña andaluza de Chacón frente a Rubalcaba en el último congreso socialista, la misma que a la semana siguiente acudió a Ferraz para excusarse del pecado ante Valenciano.
Un nuevo ejemplar de quienes trepan desde las raíces de las organizaciones juveniles hasta las alturas sin pasar por la nómina de una empresa privada o las estrecheces de un emprendedor. Pura copla socialista andalusí, tres décadas de número 1.
No me resisto a transcribir el comentario que bajo el pseudónimo Chamiscado publicó ayer al pié de la noticia un lector de El País. Dice así:
Ella es la señalada, ella es la favorita, ella es la designada, ella se presenta, ella es la apoyada, ella es oficia-lista, ella escenifica su candidatura en Antequera Golf. Ella mañana, después de las biológicas inclemencias matinales y tras el baño, echará un vistazo a su font tablet. Ella verá el resumen de prensa de presidencia mientras alguien le prepara algo. Ella hoy vestirá de blanco sport, tacón corto en crema y complementos en marfil crema. Ella tomará ese algo y alguien le llevará a presidencia en algo de cuatro ruedas climatizado y escolta. Ella contemplará la soleada mañana de Julio, mientras repasa su maquillado reflejo sobre el pulido cristal junto a su asiento, ella se dará volumen agitando con sus dedos entre abiertos la preciosa melena, mientras le llega la tentación de besar su propia imagen. Ella sonreirá y alguien le recibirá en el parking de presidencia, ella seguirá sonriendo y alguien abrirá todas las puertas hasta llegar a presidencia. Ella sonriente tomará asiento en presidencia, sonará el teléfono de presidencia y ella feliz responderá -ya estoy aquí, soy la nueva presidenta.
Con Dios.