No hemos vuelto al punto de partida, no; estamos peor que hace tres años. Esto es para mí lo relevante tras el final de la tregua auto decretada por los terroristas. Ellos lo guisan y ellos se lo comen ante la estúpida arrogancia de quien pretendió descubrir un nuevo atajo hasta la paz sin siquiera saber que el problema no es de paz sino de libertad.
Tres años perdidos, para ellos ganados, al cabo de los cuales ya gobiernan medio centenar de ayuntamientos, la fiscalía general del Estado ha rendido sus armas y el parlamento europeo ha tomado nota del “conflicto vasco”. No, no hemos vuelto al punto de partida.
Roto los consensos básicos de toda democracia no entre las fuerzas políticas, que grave es, sino en el conjunto de la propia ciudadanía. Ayer hubo miserables capaces de aducir que la renovación del chantaje terrorista alegró a la derecha, sin caer en cuenta que a ella le tocará llevar más luto que a los de enfrente. No, no hemos vuelto al punto de partida.
A partir de ahora los terroristas irán descubriendo según sus intereses, las huellas de los torpes pasos dados en este tiempo por el Gobierno, y nuestro Gobierno será una vez más motivo de hazmerreir entre el vecindario de naciones democráticas en que vivimos. No, no hemos vuelto al punto de partida.
Acosado por los hechos, el señor presidente ya ha lanzado sus lebreles a morder a quienes él reclama consenso y unidad de esfuerzos para afrontar el chantaje. Piensan el señor Blanco López y otros que el común les honra con alguna credibilidad en estas cuestiones después de visto lo visto, como si estuviéramos en el 14-M del 2004. No, no hemos vuelto al punto de partida.
Ni una excusa, un “siento más que nadie… “, qué decir de un “mea culpa”. Sólo el engolamiento teatral y hueco de quien pretende concitar conmiseración más que solidaridad. Sólo ETA se ha equivocado. Y los mismos latigazos, no sólo latiguillos, al sentido político más elemental, disociando la sociedad vasca de la española y manteniendo el guiño-cantinela de que el país vasco será lo que los vascos quieran. No. Estamos peor que hace tres años.