El colmo de las penurias del debate político en ciernes –el que no existe- es que los socialistas de Rubalcaba no tengan propuestas, contrapropuestas, ni siquiera opinión sobre la reforma de las pensiones. No consta que se hayan leído el trabajo de los expertos, que en este caso lo son. Su único comentario ha sido que estarán con los agentes sociales.
Como Vicente, el que iba a dónde iba la gente. Que sobre un tema capital dentro del llamado estado de bienestar, aquí y en Sebastopol -Ucrania, Mar Negro-, el partido que debería liderar la izquierda de un país democrático se llame andana, más que lamentable es condenable. Un partido de gobierno no puede escaquearse y dejar que caiga sobre los responsables de la cosa, ahora los de enfrente, todo el peso del desgaste que la demagogia sindicalera procurará con el mejor de sus empeños.
Ni tampoco negar las evidencias de que el modelo vigente no sirve. Cuando hasta los suecos, pasando por todo el occidente mundial, se han visto impelidos a atender las razones que la demografía impone, no es de recibo decir que la última reforma, hecha por ellos mismos, es demasiado reciente como para cambiarla. ¿Responde a los requisitos de la realidad, sí o no? Qué importará que sea reciente…
Las pensiones es uno de los temas más calientes en unas elecciones, de ahí que constituyan una de las mejores pruebas del sentido de responsabilidad de los agentes políticos. ¿Qué pensar cuando alguno de ellos se escuda tras los agentes sociales?
Por esta vía, el partido de los socialistas dejará de ser partido y socialista. Para estar a lo que están los comunistas ya está Cayo Lara con su IU, los verdes y demás sensibilidades progres.