El señor presidente del Gobierno tiene un acreditado instinto de poder. A su innata capacidad de avizorar los apoyos necesarios para mandar deben los navarros el limbo en que se encuentra su gobierno foral, dos meses después de las elecciones.
La estupidez de que los ciudadanos de aquella comunidad se manifestaron a favor de un cambio es demasiado evidente cuando el partido gobernante creció hasta cosechar prácticamente el doble de quienes, en unión de otras dos minorías, pretenden alzarse con el santo y la limosna.
Pese a ello los socialistas vascos siguen presionando para que sus colegas navarros formen otro tripartito con separatistas y el indispensable concurso del comunismo marginal. Llevaban recorridos demasiados metros por la pista de lanzamiento del fallido “proceso de paz” como para detener ahora las inercias generadas por la rodadura.
En lo que está ahora el señor presidente es en mostrar un nuevo y encendido patriotismo; se lo dicta su olfato de poder. Y así, saca a la palestra al “españolista” ex ministro de Defensa Bono, proclama que España necesita muchos niños y asegura que a la institución familiar se la defiende con lo de los 2.500 € por bebé nacido a partir del 3 de julio.
Por cierto, ¿qué poderes asisten al jefe del ejecutivo para que sin ley ni cosa parecida de por medio se esté dando por sentado que tienen derecho a tan insólita paga los niños nacidos a partir del día en que él lanzó la ocurrencia? Consta, además, que el Consejo de Ministros ni siquiera aprobó previamente un proyecto de ley… Y no pasa nada. Ni en el PRI mexicano se hacía desde mediado el pasado siglo algo similar.
Seguiremos asistiendo a asaltos de esta naturaleza a nuestros bolsillos de aquí hasta las elecciones generales. No quedará un segmento electoral sin adular, primar o lo que haga falta para tratar de centrar el debate en ese terreno de las cosas prácticas. Porque tiempo habrá en un segundo mandato para profundizar en las líneas maestras iniciadas. Ese lento pero implacable destornillamiento del sistema tal como lo conocemos acaba de hacer mella en la Corona, con el concurso del Fiscal General que por un día olvidó el uso alternativo del derecho que viene practicando como nadie. Como el padrino Corleone aconsejaba, lo de la viñeta basura ha parecido un accidente.
La mejor confesión de cuán sólidos, firmes, puedan ser sus principios la hizo el señor presidente elúltimo fin de semana hablando de la Educación para la Ciudadanía. Quien según la biografía oficial fue profesor de derecho político antes que presidente, dejó para los anales el siguiente pensamiento: “Los valores de la ciudadanía son los que deciden libre y responsablemente quienes representan a los ciudadanos”. Homérico.