Hace unas semanas, el presidente francés y la canciller alemana se pusieron de acuerdo para reclamar más transparencia financiera y una estrategia común de la Unión Europea frente a los especuladores, tras la reciente convulsión desatada por la crisis de las hipotecas sub prime en Estados Unidos.
En la conferencia de prensa posterior a la reunión, Sarkozy criticó la competencia desleal de Estados Unidos y China. “Yo creo en la economía de mercado, no en la especulación”.
Más prudente, la canciller alemana prefirió pedir “transparencia” a los mercados financieros, como ya hizo como presidenta de turno del G-8 (los siete más Rusia).
Hay varias formas de ver la transparencia. Una, defensiva, el derecho del público a estar informado para decidir. Otra, activa, la transparencia genera valor en la empresa transparente.
La transparencia es un plus al que hoy no hay empresa ni institución pública o privada que pueda renunciar. Y no es cuestión de países desarrollados; de México a la Tierra del Fuego, los parlamentos latinoamericanos han legislado en los últimos siete años sobre la materia.