Buen rollito. Ese podría haber sido un juicio rápido de la presentación que Rodríguez Zapatero hizo ayer de su candidatura en el Congreso. Dicen que el cielo está enladrillado de buenos propósitos, y el personaje anunció ayer algunos para el mandato que estrena. Lástima que sea tan poco creíble, que haya abusado tanto y tan arteramente del doble lenguaje y otros ardides más propios de perillanes que de caballeros.
Su réplica al líder de la oposición es prueba suficiente. Como un navajero cualquiera comenzó despachando el mejor discurso de Rajoy desde que preside el Partido Popular echándole hacia los tiempos del franquismo. Insólito. Incapaz de replicar algo inteligente sin el apoyo de los escribidores de turno, siguió por esa vereda, confundiendo papeles, ignorando lo que su oponente sacó a colación, y en todo caso ninguneando la realidad.
El sr. Presidente del Gobierno en ciernes es incompatible con el fair play. Esgrime argumentos sin sentido y siempre en forma de alfanje dirigida a la yugular del adversario. ¿Sabe distinguir adversario de enemigo? Parece que no.
Este país se merece algo más y mejor; alguien con capacidad de mirar hacia adelante, que no desprecie la opinión de la mitad del país, más ocupado en la ética que en la estética, en crear que en destruir. Que evite estupideces como que la palabra responsabilidad no está en los labios de la oposición. Lo dijo el excluyente del Tinell hablando de los pactos de Estado.
Tiende la mano pero al tiempo la encoge, nadie acaba de saber si saluda o se está despidiendo, y le gusta guardar una sorpresa, siempre la misma: que no hay sorpresa. El terrorismo, diálogo, la educación, las guarderías, la inmigración, el machismo criminal y, sobre todo, el Consejo del Poder Judicial, que acabará pagando el pato. Al tiempo.
Como en botica, esta presidencia despacha lo que sea preciso, desde la unidad entre demócratas, la lucha contra la crisis que nunca existió y cuanto haga falta. Incluido un lugar digno en el concierto de las naciones aunque su presidente acabe dormido en un rincón de cualquier conferencia internacional.