Las cosas claras no son frecuentes en el Congreso de los Diputados. Ayer un tecnócrata que domestica políticos habló con la sencillez y naturalidad de quien se cree lo que dice e incluso lo que hace. Si además es italiano el suceso se antoja aún más excepcional.
Mario Draghi vino a explicar las razones del ucase con que tiene sometidos a los gobiernos europeos. No se entiende el porqué del secretismo de la sesión, cuando gracias a él los españoles podrían haberse enterado mejor de dónde están y de cómo y hacia dónde van. No hay más que verlo en el texto de su intervención que hizo público la web del BCE.
Los sindicaleros y demás contestatarios de la vida conocerían la realidad de las cosas de una voz autorizada y con mayor capacidad de perspectiva de la que puedan facilitarles todos sus gabinetes de presuntos estudios y otros demiurgos inspiradores de simplezas de a kilo. Anda que oírles que la reforma laboral no ha cumplido su función porque no ha creado empleo… Es lo que tiene el haberse acostumbrados a las purgas de Benito.
Además de dejar constancia de ser consciente de los sacrificios que el ajuste está suponiendo, sobre todo en términos de paro, dijo Draghi un par de cosas que conviene tener en cuenta.
Una, respecto a la financiación de la economía: “la liquidez no es el único factor que determina la capacidad y la voluntad de las entidades de crédito para prestar a las empresas y los hogares. Existen otros dos factores: la disponibilidad de capital en las entidades de crédito y la percepción general del riesgo en la economía”
Y concretando en torno a los riesgos puntualizó que en ellos cuentan “la situación concreta del sector en que opera una empresa o la estructura de costes de la empresa y su capacidad para innovar y crear valor”. O sea, que el dinero no se puede tirar por la alcantarillas como en aquellos tiempos que nos han conducido a los presentes.
La segunda es acerca de la seriedad exigida a las políticas fiscales de cada país como contrapartida a las Operaciones Monetarias de Compraventa que el BCE abrió el pasado verano para distender los mercados de la deuda.
“Las OMC –recordó- son un mecanismo de contención contra la especulación destructiva. No son un subsidio de financiación para los gobiernos. Las OMC deben eliminar únicamente la parte del tipo de interés al que los gobiernos se financian que corresponde a expectativas infundadas de escenarios destructivos para la zona del euro”.
Y siguió: “sólo podemos considerar la posibilidad de estas intervenciones si el riesgo de determinadas políticas fiscales queda firmemente excluido. Ello requiere la certeza de que los gobiernos mantendrán la disciplina fiscal y que las reformas continuas corregirán las debilidades subyacentes. Solo una condicionalidad estricta y efectiva puede generar esta seguridad”.
A ver quién convoca la siguiente oleada de huelgas. Iberia al margen, naturalmente.