«Indignez-vous»Stéphane Hessel es un viejo luchador de la resistencia francesa, segunda guerra mundial, que a punto de cumplir un siglo de vida despacha un panfleto incitando a la juventud a no pasar por las horcas caudinas de la indiferencia. Las redes sociales han multiplicado el efecto del manifiesto, que pronto editará Destino en España. El texto, breve como una hoja volandera, está teñido de rememoranzas, lamentos y también de viejas ilusiones. La vida del militante antinazi pasa por una escuela normal de París, el Londres desde donde De Gaulle mantuvo viva la resistencia, la redacción de la declaración universal de derechos de 1948, el estalinismo, la independencia de Argelia, la caída del muro, el eterno conflicto palestino-israelí, etc.
Y todo ello, apoyado en Hegel, Sarte, Merleau-Ponty, René Cassin y Mendès France entre otros. Hoy el valor del Indignez-vous de Hessel radica fundamentalmente en lo que tiene de llamada a luchar contra el adocenamiento en que vegetan las sociedades desarrolladas de Occidente. Otras cuestiones son producto de otros tiempos y circunstancias que guardan un aroma similar al “no gracias ” del caballero de Bergerac; aquella escena en la escuela de mosqueteros en que Cyrano arremete contra los falsarios, intereses creados y demás:
“… ¿Qué quieres que haga?
¿Buscarme un protector?
¿O un amo tal vez?
¿Y como hiedra oscura que sube la pared,
medrando sibilina, y con adulación?
¿Cambiar de camisa para obtener posición?
¡No gracias!…
¿Dedicar si diera el caso,
versos a los banqueros?
¿Convertirme en payaso?
¿Adular con vileza los cuernos de un cabestro,
por temor a que me lance algún gesto siniestro?
¡No gracias!…”
Con todos sus desfases, ucronías y demás críticas que puedan advertirse hoy en Indignaos su fuerza podría servir de aldabonazo en las conciencias de políticos corruptos, de quienes sestean con la telebasura, rinden culto a lo zafio y se muestran incapaces de hablar más allá de tópicos dictados por la incuria intelectual. Indignaos es un reclamo a la decencia, a la responsabilidad, a una política limpia, a una sociedad solidaria, a ciudadanos orgullosos de serlo.