A Mas le toca pedir perdón y retirarse de donde nunca debió de haber llegado. No lo hará. Será arrollado precisamente por quienes tratará de asociar a su mesiánica empresa. Y cuando vuelva la vista atrás verá cómo su base social, esas buenas gentes de seny más que de rauxa le han dejado solo.
Ha perdido clamorosamente su plebiscito. ¿Qué puede hacer quien convoca a los electores pidiendo una “mayoría excepcional” y un ocho por ciento de los que ya tenía le vuelve la espalda? Ha hecho un pan como unas tortas. Su soflama independentista ha engordado los votos de los independentistas de verdad, la Esquerra Republicana. Los representantes de la burguesía catalana, han perdido doce escaños en este viaje a ninguna parte, prácticamente los que ganan los radicales que a más a más, como allí dicen, se ven reforzados con el engorde de los comunistas de verde.
Este hombre ha sido víctima de su propia cabeza. Ponerse a los pies de los caballos ante un censo electoral cabreado por sus recortes revela un grado de estupidez poco habitual, y mira que la clase política viene fina últimamente. Y como es natural, cuando el aprendiz de brujo abre la carrera hacia la independencia acaban ganándola quienes llevan más tiempo entrenando; parte de los suyos no lo querían, y otros no le creían; aquéllos votaron al PP y a C’s, y éstos corrieron a engrosar las filas republicanas.
Este hombre ha hecho el milagro de volver a otorgarle mayoría al siniestro tripartito que jodió Cataluña con el concurso de Rodríguez Zapatero. Pero ahora no les correspondería llevar la voz cantante a los socialistas catalanes. Porque también estos se han llevado lo suyo. El PSC de Navarro, y de Carme Chacón, ha perdido un cuatro por ciento de su respaldo anterior y ocho diputados. Se temían lo peor y lo han alcanzado a pulso, pese a estar libres del coste de los recortes aplicados por CiU en Cataluña y el PP en toda la nación. La ocurrencia socialista del federalismo no ha levantado clamorosas adhesiones. Tiene mérito que habiendo votado tres cientos mil ciudadanos más, los socialistas hayan recogido cincuenta mil votos menos; su único consuelo es que a los de Mas se les escaparon cien mil.
Pero tampoco andan sobrados de talento los dirigentes de las dos fuerzas que se han opuesto frontalmente al separatismo; sus buenos resultados no deben ocultar el derroche que supone su división. Seguramente no todos sus votos sean compatibles, pero sí una gran mayoría. Sumados suponen la segunda fuerza social catalana; más del veinte y medio por ciento de los votantes. Diez puntos por debajo de CiU, siete sobre ERC y ocho sobre el PSC. ¿No les hará pensar a sus líderes aquello de que la unión hace la fuerza? Bien que han utilizado ese argumento para defender la unidad de la Nación…