Las elecciones celebradas ayer en dos comunidades autónomas confirman que el centro derecha sigue representando un 45% del electorado. El resto es más difícil de definir.
Un 45% son los votos alcanzados por el PP en Galicia, y un 45 % representa también la suma de los votantes del PNV y PP en las Vascongadas. La otra mitad larga del electorado gallego se divide entre socialistas y nacionalistas de izquierda; un 20% se apuntó ayer el PSOE y el 24 % sumaron AGE y BNG. En cuanto a los vascos, los independentistas sumaron el 25% y los socialistas poco menos del 12%. El resto, eso, restos; caso de UPyD con menos del 2% en ambas comunidades.
Salvando de momento la especificidad del País Vasco, el voto ayer registrado no revela grandes cambios en el panorama sociopolítico nacional. Los datos en Galicia se corresponden con los que hace poco menos de un año respaldaron a los populares para alcanzar el gobierno de la nación. Dicho por pasiva: no parece que la política de austeridad y ajustes haya afectado en demasía la conciencia política de los ciudadanos en cuanto a su apoyo a los de Rajoy, más allá de los méritos del gobierno regional de Núñez Feijoo.
Muy diferente es el panorama en el campo socialista. Apenas han alcanzado el 20%, frente al 31% que registraron hace cuatro años, o el 28% que apoyó a Rubalcaba en las Generales de hace poco menos de un año. El descalabro ha de hacer pensar a los militantes del puño y la rosa. A ellos y a su sindicato hermano, que es como desde siempre trataron a la UGT cuyo potencial social dilapida hoy el extremeño Cándido Méndez yendo del brazo del comunista Fernández Toxo, gallego por cierto y nacido en el entonces Ferrol del Caudillo.
Los socialistas están pagando la sinrazón del juego político que vienen desarrollando en este comienzo de legislatura, tanto en el Congreso como en la calle. Las urnas han cantado ayer, entre otras cosas, que el común es más consciente que sus agentes políticos de la gravedad de la crisis, y que va a ser cierto eso de que no se puede gastar lo que no se tiene. ¿Mantendrán los socialistas, pese a las lágrimas de esta noche, su apuesta por la huelga general preanunciada? Ya advierte el refrán que donde no hay harina todo es mohína. Pues ahí ahí parece que están.
En cuanto a lo sucedido en las tres provincias vascas: poco menos de dos tercios de electorado suman los nacionalistas de centro derecha e izquierda, concretamente el 60%. De ellos, el PNV, ganador de las elecciones, aporta más de la mitad. Pero los de Urkullu han perdido en estos cuatro años tres diputados y diez mil votos, que vienen a representar un 4% de los votantes. Y el fenómeno digno de mayor estudio es la irrupción de una fuerza parlamentaria separatista radical con 21 escaños apoyados por más de 250.000 votos.
Qué tipo de gobierno vayan a tener los habitantes del país vasco dependerá de los intereses de la burguesía que representa el PNV, pero también el PP y una parte del declinante PSOE. Y de lo fría que pueda mantener la cabeza el líder de los nacionalistas. Sus primeras palabras tras conocer los resultados fueron prudentes; sde refirió al pluralismo de la sociedad vasca y a la necesidad de sacar adelante un proyecto compartido. Y también, que «nuestro futuro está en Europa«; al parecer clausula de estilo de los nacionalistas para evitar palabras mayores.
Cierto es que el Concierto fiscal del País Vasco le brinda una mayor autonomía respecto de la política económica del resto de la nación, a diferencia de los catalanes. Pero tendrá más necesidad de apoyarse en los votos de los populares para salir indemne de los obstáculos que ayer mismo ya anunciaron los de Bildu.
En fin; podía haber quedado peor, pero bueno, lo que se dice bueno, no ha resultado el saldo de estas elecciones parciales. Sin un partido socialista sólidamente establecido en todo el país, esto será difícil de sacar adelante; partido socialdemócrata sólido y responsable. Ahora ya sabe a dónde le lleva la demagogia. Y es que la historia enseña que puestos a jugar a izquierdas, la gente prefiere la izquierda de verdad. Lo auténtico suele ganar a los sucedáneos. Le ha sucedido en Galicia y en el País Vasco, La próxima estación, Cataluña. En un mes.
¿Se reinventará el PSOE? Ha jugado a ser más nacionalista que nadie y claro no le han votado ni los militantes de base y por supuesto ningún nacionalista. Han perdido 100.000 en el País Vasco. Intuyo que en Cataluña será igual o parecido.
El Patxi (antes Pachi) debe pensar que con hablar en euskera lo tenia arreglado. !Con lo que cuesta aprender esa lengua!!Pá ná!
Saludos cordiales.