Lo habrán oído, aquel chiste del vasco que entra en un bar de las Ramblas barcelonesas y pide una caña de cerveza.El camarero la pone sobre la barra:
– Són noranta-cinc cèntims.
El cliente deja sobre la barra noventa céntimos y comienza a tomarse tranquilamente la caña. El camarero le dice:
– Escolta falten cinc cèntims.
Y el de Zumarraga como quien oye llover. El camarero, rebotado, insiste:
– Escolta que em deu cinc cèntims; no em faci muntar un nombre… M’està escoltant perfectament.
Y el de la boina a lo suyo, tomándose la birrita como si estuviese sólo en el local. El camarero, rojo de impotencia, estalla:
– Oiga desgraciado. Me está entendiendo perfectamente, págueme los cinco céntimos que me debe y tengamos la fiesta en paz.
El paisano deja el vaso, se rasca el bolsillo, deja la monedilla sobre la barra y se despide:
– Agur! Ya sabía yo que por cinco céntimos terminábamos entendiéndonos.
Pues de eso va la frívola huída hacia delante del presunto responsable político del gobierno autonómico catalán, de «pasta». Porque mientras anunciaba que si gana las elecciones convocará un referéndum, legal o ilegal, para romper el Estado estaba pidiendo al mismo Estado, o sea a los contribuyentes de toda España, catalanes incluidos naturalmente, cinco mil y pico millones de euros. Algo más de los cinc cèntims del chiste; lo que necesita para pagar sus bonos patrióticos, embajadas, manifestaciones y demás cohetería identitaria.
Este año viene a costarnos a todos, catalanes incluidos, prácticamente lo que cuesta Puerto Rico a los Estados Unidos, 6.800 millones de dólares. ¿Vendrá de ahí la idea del Estado Libre Asociado con la que el presunto responsable calienta los ánimos de sus seguidores?
Sólo un sinvergüenza puede caer en la tentación de escabullirse de sus problemas agitando demagógicamente los sentimientos de pertenencia que legítimamente pueda guardar en su almario cualquier bien nacido en la Rioja, el Priorat o el Bierzo.
Y a todo esto ¿Jordi Pujol seguirá tranquilo? Hace treinta años, antes de que se cerrara aquel otro golpe de opereta, el llamado 23-F, hacia las ocho de la tarde el Rey hablo con el entonces presidente de la Generalitat para calmarle: “Tranquilo Jordi, tranquilo”. ¿Seguirá tranquilo tras la deriva adoptada por quien fue Consejero de su gobierno durante ocho años y hoy su sucesor en el partido y la Generalitat? Se ha limitado a advertir que la independencia será difícil, ¿sólo difícil, don Jordi?
Comparado con Mas, aquel aprendiz de brujo llamado Zapatero se aprecia hoy como un estadista. Sin broma. Claro que de aquellos polvos…
…salen estos hijos!
…..vienen estos lodos!!