Lo de Mario Conde amenazando con presentarse a unas elecciones es demasiado. Galicia da para mucho. Ahí está la estupidez proferida por el diputado autonómico popular que lamentó hace un par de días no poder llegar a fin de mes con su sueldo de cinco mil y pico euros.
Que un personaje condenado por el TS justamente hoy hace diez años a veinte años de cárcel por robar y engañar –“apropiación indebida, estafa y falsedad”- tenga arrestos para presentar su candidatura a lo que sea en las próximas elecciones galaicas tiene tela. Y mucha que cortar cuando el fundador de ese partidillo que reclama sociedad civil y democracia estuvo condenado a inhabilitación para ejercer en el mundo financiero.
Paradojas del sistema; un banquero cogido metiendo la mano en el caja no puede volver a ponerse frente de un banco, pero sí de una región, una diputación o un municipio. Y no es la primera vez que lo intenta. Hace once años se compró los restos de un partido cuyas siglas conserva el que acaba de fundar y consiguió unos pocos millares de incautos.
¿No es asombroso? Menuda se va a poner frau Merkel en cuanto le cuenten la noticia. Luego nos extrañará que esos dos perros de presa que ha puesto al frente del Bundesbank y del BCE, Weidmann y Draghi ladren en cuanto algún inversor se asoma por aquí y haga saltar la prima.
No es serio que un ciudadano condenado en varios casos, Argentia Trust, Banesto, pueda ir más allá de expresar libremente sus opiniones en la calle, incluso subirse a un grupo multimedia. Nadie puede privarle de ese derecho, pero sin más responsabilidad que la de cuidar la silla y su propio altavoz, como hacen los espontáneos que peroran en el llamado speaker’s corner del londinense Hyde Park.
De hecho el ex banquero ya lo viene haciendo en las noches de una cadena que alimenta a la extrema derecha política y social. Por cierto, grande también lo del presidente de esa mini cadena en ruinas desgarrándose hoy las vestimentas porque Antena 3 y la Sexta puedan fusionarse. Ariza, Conde, Collarte… Qué difícil resulta curarse de espantos en este viejo país.
Federico: con el tiempo vamos perdiendo la capacidad de asombro.
El caso de Fernando Collor de Melo en Brasil es peor aún, después de ser destituído como presidente y arrestado, hoy ocupa un escaño en la cámara de diputados. Otro caso cercano es el del ex alcalde de Coquimbo Pedro Velasquez, sentenciado por fraude al fisco, hoy también es un «honorable diputado»