Resulta que los SEALs existen, y la CIA también. “Justicia hecha”, dijo a los miembros de la Agencia Central de Inteligencia su director Leon Panetta. Brillante despedida en vísperas de pasar ocuparse del Pentagono como Secretario de Defensa.
Después de tanta incapacidad exhibida a lo largo del último decenio, lo de las películas va a ser verdad. En una de esas acaban con Gadafi, que es en lo que ahora estamos, y amparados por Naciones Unidas, la llamada legalidad internacional. ¿O no es así?
Cuando la primera guerra del Golfo nos enseñaron cómo un misil lanzado desde muy arriba puede reventar cualquier cosa acá abajo, en el suelo, desde centrales eléctricas hasta fábricas de polvos de talco. Luego vino lo de los daños colaterales y el fuego amigo. Después, nada; y ahora Obama se sacude un poco a los republicanos de encima y un mucho el polvo del desierto libio en que se metió con Sarkozy y otros sin saber qué hacer.
No se han oído protestas serias por la ejecución del terrorista árabe, más de tres mil muertos a sus espaldas, pero la bomba que cayó sobre la fortaleza de Gadafi ya ha suscitado la reclamación de uno de los grandes, Rusia, y otro de los chicos, Cuba. Como Mourinho sobre el Barça y los árbitros de fútbol, Putin se preguntó ¿por qué?; si la resolucion de la ONU sólo impone una zona de exclusión aérea para proteger a la población civil ¿por qué bombardear la residencia del sátrapa que mata civiles? Pregunta tan retórica como la del entrenador del Real Madrid; es decir, que no busca respuesta.
En fin, que los SEALs caigan sobre Gadafi. Si no, esto no acabará nunca. Sería un buen comienzo para el nuevo director de la CIA, el general Petraeus, hasta ahora al mando de las operaciones en Afganistan. Que esa es otra. Por cierto, ¿en cuántos frentes está el propulsor de la alianza de civilizaciones?