No era inocente

El amigo resulta que no es inocente.

Lo del primer ministro no tiene remedio. Resulta que García Ortiz es un delincuente. El que no tenía nada que decir, el que se lanzó a promulgar la inocencia del delincuente, “y más tras lo visto en el juicio” dijo, no se ha mordido la lengua, la ha emprendido contra quienes están atentando contra la soberanía popular (sic).

El sistema está en peligro por nostalgias infundadas, intereses económicos y ataques que van cambiando su forma como las campañas de desinformación, dice. Las amenazas sigue ahí, pero también nuestro firme deseo de neutralizarlas frente «a aquellos que se creen con la prerrogativa de tutelar la soberanía popular”.

Él sabrá por qué no utiliza el concepto de soberanía nacional que la Constitución emplea en su artículo segundo. “La soberanía nacional reside en el pueblo español del que emanan lo poderes del Estado”.

Al caballero, con perdón, cada vez le trabajan peor los centenares de asesores; los textos con que se adorna no tienen un pase. Lo más ingenioso que ayer se atrevió a decir es que “la democracia se puede perder en un instante”. Tal vez lo improvisara; estaba celebrando la muerte de Franco viendo el telefilm basado en la obra de Cercas sobre el 23.F.

En el vía crucis que está sufriendo desde hace más de un año, aquellos cinco días para meditar hasta dónde llega el amor y cuánto cuesta dejar La Moncloa, apenas hay jornada para el reposo. Las desgracias se suceden como si no hubiera un mañana.

Él tendrá ya descontadas la mayoría, fingirá sorpresa y hasta estupor a medida que vayan saliendo al público, pero tiene el cuajo de llamarse andana, como si le asistiera el derecho de asilo que siglos atrás los malhechores tenían acogiéndose a sagrado. Es decir, a no afrontar su responsabilidad ante los ciudadanos, hoy a través de las urnas.

No era inocente, y lo sabía. ¿Hasta cuándo seguirá mintiendo?

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Posted viernes, noviembre 21st, 2025 (2 hours ago) under Sin categoría.

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