El día en que volvimos a nacer

El Nobel Mario Vargas Llosa entre amigos

La salida de escena de Mario Vargas Llosa ha sido vivida intensamente por muchos. Un hombre admirable, literalmente digno de admiración, deja a su paso algo más que sus obras, nos lega la esencia de su buen nombre, sus virtudes públicas.

He tenido la fortuna de convivir con cuatro o cinco personas excepcionales, inolvidables, Mario es una de ellas. Brillante, comprometido con sus visiones y emprendimientos, cumplidor responsable en diversos escenarios.

Trabajaba como el primero en la Real Academia Española, desde su silla L, conquistada en 1994 un año después de obtener la nacionalidad española. Intervenía en comisiones y el pleno con el buen tono y rigor que conquistaron el respeto de los académicos. Y así hasta doce años, su marcha al Perú el pasado verano, acuciado por la enfermedad que minaba su salud.

En el año 2011 le propuse para presidir la Fundación de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes entre 2011 y 2020. La biblioteca, creada un año antes a instancias de la Universidad de Alicante, Banco Santander y Fundación Botín para poner al alcance del mundo la literatura española a través de la red, pronto se convirtió en un instrumento de consulta y lectura para diez millones de usuarios. La presencia de Mario en las actividades desarrolladas por la Fundación, la Cátedra Vargas Llosa, la bienal, la biblioteca mexicana, etc., fue determinante.

Los premios Príncipe de Asturias, Miguel de Cervantes y diez más coronados por el Nobel de Literatura; doctorados honoris causa de las universidades de Oxford, Yale, Harvard, la Sorbonne y otras, miembro de la Académie Française, y el título de marqués de Vargas Llosa con el que don Juan Carlos I recompensó su contribución a la lengua española, enmarcan una personalidad singular, tan ajena a la vanagloria como centrada en la concordia, la tolerancia.

Políticamente tocó diversos palos, desde el comunismo quebrado tras el encarcelamiento del escritor y periodista Heberto Padilla. Había conocido la Cuba castrista un par de años antes por su estancia durante la crisis de los misiles de 1962 que enfrentó a Kennedy con la amenaza de una guerra nuclear.

Leyó todo lo que terminó formando su liberalismo inteligente. Los molinos de viento frente a los que don Quijote plantó batalla eran ahora caudillos populistas dictadores de cualquier color y los nacionalismos quebranta patrias. Como el catalán a cuyo procés se enfrentó micrófono en mano por las calles barcelonesas.

En uno de esos lances liberales, en la argentina ciudad de Rosario don Mario y este escribidor volvieron a nacer en el mediodía del 19 de octubre, camino del foro donde continuaba sus sesiones el congreso organizado por la Fundación Libertad, con Vargas encabezando un panel de expresidentes, Aznar, Fox, Hurtado, Lacalle, y Quiroga entre otras personalidades.

Alla íbamos en un pequeño autobús menos de una docena de asistentes cuando, al cruzar una estrecha plaza, más de un centenar de energúmenos portando banderas de Cuba, Venezuela y la cara del Che, además de palos, barras y bolas de acero, la emprendieron contra nuestro menguado vehículo. Un par de cristales estallaron, las bolas volaban sobre nosotros, tendidos sobre el suelo. Fue un minuto que se nos hizo eterno hasta salir de aquel aquelarre.

Hemos vuelto a nacer, nos dijimos resoplando al llegar al parque de España. Pese a nuestro retraso, apenas nos habían echado de menos.

Mario Vargas Llosa sigue entre nosotros.

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Posted martes, abril 15th, 2025 under Libros, Política.

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