El apoyo al presidente y a la democracia, que pidieron con urgencia los cancerberos del sanchismo, se saldó con un penoso resultado. Poco más de un centenar arropó anoche la sede del partido, madrileña calle de Ferraz, que en los momentos más apasionados coreó algo así como “ista, ista ista, España es socialista”. Y eso fue todo, hasta mañana que volverán con bríos renovados.
La carta a la ciudadanía con la que el secretario general del partido anunciaba ayer que se retira cinco días para reflexionar sobre si le merece la pena seguir donde seguirá. Dónde va a ir cuando el banco azul y la Moncloa fue para él como la conquista de las siete cumbres por la que todo lo dio, y en el camino a tantos quitó de en medio.
Cinco días para dejar bien claro que puede someter, y somete a su voluntad, sentimientos e intereses, a todo un sistema. Un caudillo empeñado en liberar a la ciudadanía del apocalipsis de la derecha y extrema derecha catorce veces denunciadas en la carta. Y hacerlo por medio de una red social, la del pajarito ahora transfigurado en misteriosa X, ha sido todo un insulto a la soberanía nacional.
Dónde mejor hacer lo que le venga en gana que en una red social, un instrumento sin chequeo inmediato, sin necesidad de rendir cuentas a nadie. Ni Congreso de los Diputados, ni Cortes Generales; ¿comunicó previamente el contenido de la carta al Jefe del Estado, o le remitió a la red social como cualquier otro ciudadano?
¡La carta! Al fin una obra de autor sin negro de por medio. Se sentirá orgulloso de ella, aunque confieso que nunca leí algo tan deleznable. Sí, en esta ocasión su autoría es clara. Tutea a los ciudadanos como hace años toreó a los barones de su partido sepultándoles bajo el peso de la militancia.
Ahora es la ciudadanía la llamada a resolverle las artes de Begoña y todo lo del Pegasus israelita del teléfono, que maldita la hora en que se le ocurrió lanzar a las estrellas la candidatura de Palestina como si la ofrenda gratuita del Sahara al marroquí no hubiera sido suficiente.
Muchas cosas quizá sucedan en cinco días, además del comienzo de la campaña electoral de Puigdemont. En todo caso, el día 29 montará el brioso corcel de Pavía con los traga chuletones vascos a la grupa para seguir ciscándose en las reglas de la democracia parlamentaria y de la buena educación.
Vergüenza de ser aquí, qué orgullo de pertenencia va a tener la ciudadanía a la que hoy apela. ¿Cómo no va a haber separatistas?