Podría ser el título de una película italiana, pero no. Esto va de rabiosa actualidad. Una vicepresidenta del Gobierno español pide audiencia al Papa, éste la concede, y en Madrid un fiscal reprocha a un juez que se empeñe en investigar al forajido de quien depende la legislatura.
Y es que no hay día sin turbulencias sobrevenidas en este tiempo caótico que el aprendiz de brujo ha generado desde que ocupa la cabecera del poder ejecutivo español.
Colgado de los hilos que mueve a su antojo el loquito de Waterloo, es lógico que Sánchez no tenga tiempo ni oportunidad para ocuparse de coordinar las labores de sus ministros y demás tareas de gobierno; él está a lo que está: su supervivencia.
Y ahí tienen a la Yolanda Díaz viajando a Roma para pasar cuarenta minutos (una hora según el diario gubernamental) en la biblioteca del Santo Padre. Pese a que la visita carece de rango oficial, la vicepresidenta dice que va a trasladar un mensaje en representación del Gobierno de España. ¿Está claro, o no?
La televisión presente captó las palabras de saludo del Papa: “¿Sigue tan peleona como siempre?” y su despedida: “Siga adelante y no afloje”. No sé por qué recordé el “Apreteu, apreteu” con que aquel presidente xenófobo de la Generalitat, un tal Torra, animaba a los CDR hace ahora más de cinco años.
A pesar de que la cortesía más elemental impida informar de lo que se trata con un jefe de Estado, doña Yolanda no dejó nada por decir en la rueda de prensa que ofreció posteriormente en la embajada española ante el Vaticano.
Allí, al pie de la escalinata de Piazza di Spagna, presumió de haber tratado con Francisco I de asuntos de gran interés. Las guerras presentes, la vulneración de derechos humanos, el tiempo que debemos guardar para descansar, la reducción de la jornada laboral, la democracia en las empresas, una posible visita papal a las Canarias por lo de la crisis migratoria. Todo ello fue tratado en el encuentro entre gallega y argentino. Ah, asómbrense, y hasta de los pellets en Galicia. ¿No es maravilloso?
O sea, Yo Yo, luto impecable compatible con el lazo que cerraba una blusa nívea, chequeó con S.S. los principales puntos de su agenda ministerial, incluida la campaña electoral de su tierra, en la que dicen que Sumar necesitaría más de un milagro evitar otro fiasco.
Y mientras, en Madrid, el fiscal a cargo del Tsunami, Carballo, carga contra el juez del caso, García Castellón, por pedir al Supremo imputar a Puigdemont sin investigar lo suficiente. “La remisión de la exposición razonada al T.S. se presenta totalmente injustificada e inmotivada, ante el nulo avance de la investigación.»
Que de quién depende la fiscalía ya lo dejó bien claro el doctor cum laude a poco de hacerse cargo del gobierno anterior. No es cuestión pues a debatir, salvo en un punto quizás. ¿También tiene delegada esa autoridad en los golpistas catalanes, o ha sido él mismo el dictador de la orden al citado fiscal? Cualquier cosa es posible.
En los años 50, de un episodio de los “Cuentos romanos” de Alberto Moravia, se produjo uno de los mayores éxitos de la comedia italiana al reunir a tres actores singulares: Sofía Loren, Vittorio De Sica y Marcello Mastroianni. Su título original, “Peccato Che Sia Una Canalla”, aquí se transformó en “La ladrona, su padre y el taxista”.
En fin… realmente no sé por qué me ha venido ahora a la cabeza esta vieja historia.