Déjense de historias. La expansión del poder ejecutivo sobre un legislativo cautivo de los intereses partidistas, e inerme para representar los intereses reales de los españoles, está malversando las defensas de nuestra libertad.
Desde el Código Penal hasta la mismísima Constitución, pasando por sentencias firmes del Tribuna Supremo, todas son objeto de su desnaturalización para allanar el camino a la supervivencia del perdedor de las últimas elecciones. Así de claro.
No hay que ocultar la realidad bajo la sombrilla de nuevas imágenes como lo de las “matemáticas afectivas” y tantas otras bobadas con que los centenares de imaginadores monclovitas tratan de adormecer la conciencia crítica de los ciudadanos. Y la realidad es que el doctor cum laude, su cancerbero Bolaños, la vicepresidenta lenguaraz Montero y demás, están delinquiendo al consentir que otros sustraigan caudales o efectos públicos que tienen a su cargo. Ese delito se llama malversación.
No hay día sin que la comisión del Congreso que bruñe ese tributo nacional a los golpistas catalanes, la amnistía, cambie y recambie lo que sea menester para garantizar la cobertura total a los delincuentes. En el fondo siguen el consejo del viejo Plinio, sabio romano del primer siglo: nulla dies sine línea.
El punto de ayer fue el amparo de los forajidos frente al terrorismo; o sea, el desamparo del resto de los españoles que asisten, creyendo estar soñando, a absurdas polémicas sobre el terrorismo.
Cuando después de lo pasado no hace tantos años todos deberíamos estar ciertos de lo que es y significa la dominación por el terror, hay quienes emulan aquellas inútiles discusiones bizantinas, allá por el siglo V en la Constantinopla cercada por los otomanos. Hoy el sexo de los ángeles es el terrorismo, y los otomanos, quienes asaltan nuestra Constitución.
No hay como ir al repositorio de nuestra lengua para refrescar que terrorismo es la “actuación criminal de bandas organizadas que, reiteradamente y por lo común de modo indiscriminado, pretende crear alarma social con fines políticos.”
Mayor claridad, imposible. Pues con eso y todo, ayer dispusieron que la amnistía borrará los delitos de los terroristas incluso con sentencia judicial en firme.
Y no, que no quepa el engaño; tal sinrazón traspasará el TC de Conde Pumpido, por contaminado que esté, como rayo de sol el cristal de nuestras ventanas.