Francisco Martín, desenterrador de Bildu en plena campaña.
Lo decía Antonio Machado en precioso cantar que seguía: pero lo nuestro es pasar. Y así, a la escandalera provocada por los pactos valencianos con los que los populares han levantado la Generalitat al sanchismo, en cuestión de días le ha sucedido el asunto Bildu.
Conspicuos analistas aventuraron que aquel maridaje con Vox arruinaría la carrera de Feijóo hacia Moncloa. El miedo al coco y demás sandeces fueron durante dos o tres días aventados por medios, redes y demás altavoces, públicos y privados, que aún escoltan al poder.
Como si hace un mes la gente no hubiera dejado claro que son otras alianzas las preocupantes, precisamente la de sus actuales mandamases con golpistas y bilduetarras. La gente no parece que esté en el populismo que estimulaba aquel caudillito neocomunista; quia, parece que la única sombra que le preocupa es la de frankenstein.
Y en esas cambiaron los vientos, y una nueva DANA barrió a la anterior. La infausta aparición del delegado del Gobierno en Madrid ante una elegante audiencia resucitó a la bestia etarra. Para insultar a la oposición faltó a la verdad en todos los extremos de su oración. No ya por echar en saco roto ocho centenares y medios de asesinatos, o el exilio interior provocado por su violencia y chantajes, más de cien mil vascos viven hoy fuera de su tierra. Es que, para más inri, celebró como gran aportación de Bildu a la democracia española su apoyo a los decretos de la pandemia que tantas vidas salvaron, proclamó en falso. Lástima que no apoyara ninguno. La mentira por bandera, o como consigna.
Total, que lo de Valencia y demás instituciones locales, pasa como las lluvias de junio, y hoy se cruzan alianzas multicolores de todos con todos, y contra todos, que se contemplan de lejos con la indiferencia propia de lo que se presupone que va a pasar. Incluidos acuerdos entre socialistas y los de Otegui, ciudadano que no se privó de meter el dedo en la llaga que lacera a los votantes socialistas de toda España.
Y así irán sucediéndose dimes y diretes durante este largo mes que Sánchez decretó electoral porque así se lo dictó su conciencia.
Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar, pasar haciendo caminos, caminos sobre el mar… Caminante no hay camino sino estelas en la mar.
