Sumar invierte dinero en Compromís.
La política woke se empeña en quebrantar la normalidad, impedir que gobierne quienes más votos y escaños hayan obtenido en unas elecciones. Pero en la Comunidad Valenciana se ha estrellado contra el sentido común manifestado por sus ciudadanos hace medio mes en las urnas.
Ese sentido, tan escaso entre los ungidos con los dogmas de lo políticamente correcto, dictaba que si el centro derecha y la derecha racial sumaban 120 mil votos más que el sanchismo y la izquierda nacionalista, además de haber rebasado la mayoría absoluta, lo razonable es que los 40 escaños del PP buscaran un entendimiento con los 13 de Vox.
“Absolutamente vergonzoso”, se asombró la ministra portavoz mientras tachaba a Feijóo de cínico e incoherente, a despecho de los expedientes que la tal Rodríguez tiene abiertos por la Junta Electoral Central. Y es que la noticia del acuerdo alcanzado supone la pérdida del último baluarte sanchista, porque el presidente de Castilla-La Mancha de sanchista tiene más bien poco.
El envite de los populares con un programa para la recuperación del antiguo Reino de Valencia y su aceptación por Abascal, retirando a su representante, ha roto la campaña del “que viene el coco” iniciada por los estrategas monclovitas, que parecen incapaces de aprender de sus propios errores. Ni en Madrid, ni en Castilla, ni el Andalucía ni en Valencia, ni en Aragón, etc. tienen miedo a esa derecha extrema que Sánchez blande como cimitarra toledana.
Quienes realmente alarman a los votantes son sus compañeros de ese viaje a quién sabe adónde, desde los golpistas catalanes a los demediados podemitas, como han confirmado los recientes comicios Y ante el 23J será interesante estudiar si los bilduetarras siguen beneficiándose del carrete que les da el propio presidente, y éste hasta dónde puede seguir cayendo.
También Valencia ha sido escenario de otra curiosa maniobra perpetrada por Yolanda Álvarez, así la llamó Zapatero en viral entrevista radiofónica, para asegurarse la entrada de Compromís en su plataforma. La clave está en la pasta; además de la compensación por los gastos justificados y resultados obtenidos en las urnas, y del reparto de la dotación a los grupos parlamentarios, Compromís recibirá de Sumar el 5 por ciento de las subvenciones que reciba la plataforma.
La izquierda extrema se rinde al mercado; esto es el acabose.
Por cierto, recuerdo cómo en la primavera de 1978 el PSOE hizo lo propio con el PSP, pequeño partido socialista de Tierno, Morodo y Bono, pero esa es otra historia.
