Corre de un lado para otro sin otro fin que el de mantenerse en pie. El insólito caso del pollo descabezado es alarmante cuando el tal pollo resulta ser presidente de tu Gobierno. En eso estamos.
Sánchez hace y deshace cuanto se le pone al paso; programas, personas o sillas cuentan lo mismo para él, o sea nada. Todo es fútil, nada importa más que el halo que nimba su imagen de macho alpha, hoy entre los escombros de un incendio como antes pastoreando un pueblo sometido bajo la pandemia.
Desconcierta a propios y extraños tomando decisiones con la determinación propia de los monarcas absolutos de lejanos tiempos, dictadorzuelos posteriores o el Putin de hoy mismo.
Se cisca en el único órgano colegiado que ha dejado en su partido, donde despacha sin miramientos a su brazo armado, Lastra, como a Lola de su Fiscalía General. Y asalta el poder judicial para llegar hasta el Constitucional haciendo y deshaciendo decretos como un niño castillos de arena en la playa.
En ese ir y venir quedan al aire las vergüenzas de un aparato de poder desnortado, nacido con el pecado original de haber sometido a un populismo comunista el sino de la minoría socialista que el pollo encabezaba. Así, la minoría va siendo cada vez más minoritaria y los enemigos que le causaban pesadillas andan a garrotazos entre sí, como la bruja y los pastores en los viejos tinglados de marionetas.
En ese recoser petos y alforjas que le ocupa cada varapalo electoral, el pollo está de manos atadas para intervenir en parte de su propio Gobierno, la que arrendó a los socios que vivaquean en los verdes prados del patrimonio nacional. De momento tiene garantizada su fidelidad porque en la calle hace mucho frío, o demasiado calor, sin la protección del aire acondicionado en sus despachos y los veintidós coches de alta gama que tiene adjudicados el sector.
Que una ministra encelada frente a la que funge de vicepresidenta desaloje una Secretaría de Estado para colocar a una amiga de Iglesias donde se sentaba el secretario general del PCE pasa como la cosa más natural del mundo ante la mirada extraviada del pollo descabezado.
¿Le quedará resuello para retrotraer lo del Sahara y darle a Argelia la alegría saharaui? Su plante reciente ante la propuesta de la UE sobre el gas invita a pensar en otra vuelta atrás; o tal vez sea adelante, quién sabe de los rumbos de un pollo descabezado.