Por si no fuera suficiente la información de que nuestra economía es la que peor se recupera, habiendo sido la que más perdió con la pandemia, en la misma semana Mi Persona ha probado el aguijón de su vicepresidenta comunista. Lo del chiste de la rana y el escorpión atravesando el río, “Lo llevo en mis genes”.
La denuncia de que el gobierno sabía que la COVID ya estaba entre nosotros, ella misma había hecho el informe, pero lo silenciaron para no entorpecer aquella manifa feministoide del 8 de marzo del 19, podría traer consecuencias penales además de políticas. Claro que mientras la fiscalía esté en manos de la pareja de Garzón, el juez inhabilitado, y la mayoría del parlamento taponada por los miembros del Frankenstein, podría pasar que no pase nada.
Pero el asunto tiene usía. Lo de la vicepresidenta puesta por Iglesias en su sitio, como en el de Rajoy puso su bolso Soraya la tarde en que los conservadores nacionalistas vascos y catalanes, sí, PNV y PdCat, dieron la presidencia del Gobierno a un tal Sánchez, apenas ha comenzado.
Pocos días antes de tan asombrosa confesión, no tuvo empacho alguno Yo-Yo en atribuirse los nuevos puestos de trabajo registrados en el país desde que ella se ocupa de la cartera de Trabajo. Lástima que la mayoría de tales empleos haya germinado en la comunidad madrileña, tan distinta y distante de sus afanes.
Y como el empleo lo crean los empresarios, y concertar criterios para la contrarreforma laboral le aburre que la mata, ha abierto otra brecha en el gobierno del que forma parte para prepararse una plataforma electoral propia. La esquinita de la izquierda se la dejo al PSOE, ha dicho; “yo no quiero unir a la izquierda” remacha, lo suyo va de escuchar a la sociedad, la cosa transversal tan de moda para, de paso, quitarse el estigma de comunista.
Satisfecho ha de estar el artífice de ese monstruoso Frankenstein de veinticuatro carteras gastando lo que no tenemos y, lo peor, decretando sin parar en sus horas libres hasta lo que tenemos que comer durante la semana, o que nos olvidemos de pisar el acelerador para adelantar a un camión en la autovía.
Pero, en fin, más acá de estas cosas de la política minúscula está lo del hachazo que nos han metido a las expectativas económicas nacionales. Primum vivere deinde philosophari es un aforismo de la vieja Roma que Hobbes desempolvó y Rajoy convirtió en estandarte de su gobernanza. De ello presume en su libro sobre la política para adultos y en cuantas declaraciones viene haciendo. Primero vivir, luego filosofar; dicho de otra forma, que con las cosas de comer no se juega.
Algo así debió de inspirar a Cervantes en el último soneto de los que puso de aperitivo antes de meterse en las honduras de Don Quijote. En un divertido dialogo entre el corcel del Cid y el penco del hidalgo, ante el comentario de Babieca “Metafísico estáis” Rocinante confiesa “Es que no como”.
En esas podríamos caer como esto siga mucho tiempo por los mismos derroteros. Claro que los movimientos de la vicepresidenta comunista… ¿Avizorará una disolución anticipada de la legislatura?