“Jamás podrá decir que no tuvo otra alternativa”, y la diputada Arrimadas tendió la mano a Sánchez para liberarle de las malas compañías en que anda. Ver la escenita y recordar a la Inés de Zorrilla fue todo uno. Más que advertencia sus palabras trasminaban devoción, como la que por don Juan confesaba la pobre novicia en aquella cuarteta:
“No sé qué fascinación
en mis sentidos ejerce,
que siempre hacia él se me tuerce
la mente y el corazón…”
Mil y una maneras hay de hacer el ridículo. Entre las más notables figura el empeño de esta menguada lideresa, otrora adalid de la causa nacional en las lides catalanas, por sacar a su don Juan de los favores de rufianes y bilduetarras.
No le hace ascos a que el galán conviva con el populista bolivariano. Lo suyo es marcar territorio frente a los republicanos de la Esquerra, como si lo que el doncel de La Moncloa tuviera en casa fueran campeones en la defensa de la Constitución.
Pero, lo que son las cosas: después de antagonizar con Rufián, con él doña Inés marcha por la senda abierta por Sánchez siguiendo la brújula que Iglesias lleva. Y desde la ciudad condal, Rivera, el padre fundador del invento, recuerda que “uno puede ser laxo, puede tener cintura, pero tiene que tener dignidad«.
En el colmo de la enajenación, la novicia exige al conquistador su firma como garantía de que no habrá otro referéndum catalán. Pero ¡alma de cántaro, que fuerza mayor pueda tener la tinta en un papel, sobre la imagen y palabra grabadas ante el público como notario!
Como para fiarse del burlador. “Con Bildu no vamos a pactar. Si quiere se lo repito cinco veces o 20. Con Bildu, se lo repito, no vamos a pactar”. “España no se merece el cambio que propone Podemos, ¿con Iglesias de vicepresidente controlando el CNI?” Y así hasta ciento veinte…
Ponga doña Inés en su sello aquel sabio aviso con que muchos colmados advertían a la clientela: “Hoy no se fía; mañana, sí”. O lo que, con el mismo propósito, dicen a los yanquis aprovechando el lema de sus billetes: “In God we trust; all others pay cash«. Suena como más moderno.
En fin, recuerde el alma dormida, avive el seso y despierte, … Perdón; bueno, eso es de otras coplas que usted haría bien en repasar.
“… Cuán contrario, cuán cruel se le mostró. Habiéndole sido amigo, cuán poco duró con él lo que le dio”.
Pena; pero es lo que suele ocurrir.