Que la mentira tiene las patas muy cortas es frase corriente en todos los idiomas, unos hablan de le gambe corte, otros de short legs, courtes jambes, pernas curtas… en fin, todo el vecindario entiende perfectamente que mintiendo no se llega demasiado lejos. El polo opuesto del bonito refrán italiano Chi va piano, va lontano.
A esa alma de cántaro que cobra su mensualidad como ministra de Trabajo y Economía Social, la sra. Díaz, Yolanda de nombre, comunista gallega designada por Sánchez dentro del cupo bolivariano de su gabinete bonito, no se le ocurrió mejor idea que disfrazar el golpe que la pandemia ha comenzado a propinar en el empleo echando mano de la cifra de nuevos parados registrados, tres cientos mil, para ocultar las ochocientas y pico mil bajas de que da cuenta automáticamente la Seguridad Social.
Chusca cuenta la del registro. ¿De qué valen las cifras de las Oficinas de Empleo si desde que se decretó la alarma los ciudadanos no han podido salir de su confinamiento domiciliario desde el día 15 de marzo?
Cierto es que echar mano de los llamados parados registrados es una costumbre inveterada de nuestros gobiernos, en buena parte para defenderse de las cifras que suele arrojar la Encuesta de Población Activa. Pero hay un instrumento que por su automatismo ofrece datos más precisos, el de la Seguridad Social.
Las Oficinas de Empleo registran al ciudadano que acude a ellas en busca de trabajo; es decir, supone un esfuerzo que demuestra la situación en que se encuentra el demandante, lo que no ocurre en las cifras que arroja la EPA, una encuesta sin mayor compromiso. Ambos datos, casi siempre bastante lejanos, suelen tener un término medio en el registro de la Seguridad Social en el que automáticamente causan alta o baja los que encuentran o pierden su empleo.
La ministra Díaz se arrimó al árbol que ayer más sombra le ofrecía para tapar la realidad sin caer en cuenta de que dentro de un mes, o cuando se pueda circular libremente por las calles, los desempleados acudirán a registrar su situación y cobrar el desempleo, y el registro estallará hasta alcanzar el nivel del de la Seguridad Social; y no el del 31 de marzo sino el que le suceda, que será mucho más elevado.
En estas cifras no constan los afectados por las regulaciones temporales de empleo, los ERTE, que superan los seiscientos mil. Sobre la condición de éstos, Díaz puso sus mejores dotes expresivas para dejar sentado que no son parados, que siguen activos pero en reposo, lo cual cierto es, lo que no obsta para que hoy en sus casas y mañana en la calle, haya millón y medio largo de personas sin llevarse un euro a casa y ociosas…
Dejemos a la pobre presumir de que la Unión Europea quiera copiarnos lo de los ERTE, sistema que inventó no este gobierno sino el de Rajoy hace diez años, en fin…
Cabe vender una cifra para salir del paso, pero ¿podrá dar el siguiente? Con patitas cortas no se alcanza ningún objetivo.