¿Recuerdan aquella estupidez: “No se puede consentir que la salud de nuestros hijos o de nuestros padres dependan de un multimillonario. Que se entere el señor Amancio Ortega: una democracia digna no acepta limosnas de millonarios”? Son palabras del actual vicepresidente segundo del Gobierno pronunciadas en junio del pasado año.
La fundación del empresario gallego acababa de anunciar una donación de 300 millones de euros en equipamientos hospitalarios contra el cáncer. La candidata podemita al presidir la Comunidad de Madrid, una tal Sierra, – ¿se imaginan Madrid en tales manos? – vino a decir que se metiera el dinero por donde le gustara, porque “la sanidad pública no puede aceptar donaciones de Amancio Ortega”. Y su jefe echó el citado cuarto a espadas en su defensa. De ello hace menos de un año.
No parece que hoy el vicepresidente y la diputada en la Asamblea madrileña sigan en sus trece ante el gesto del empresario Amancio Ortega de poner a disposición del Gobierno redes logísticas y la gestión comercial de Inditex, especialmente desde China, para «atender las necesidades de urgencia, tanto de material sanitario como textil, que se están necesitando en estos momentos«.
Hoy ya ha donado 10.000 mascarillas quirúrgicas protectoras, y a finales de la semana están previstas 300.000 mascarillas más.
Así también se hace país. Estos comunistas a la violeta siguen pensando que, como el liberalismo, el dinero es pecado. El perfecto oxímoron: progresistas reaccionarios. Herederos naturales del espíritu tridentino de tan hondas raíces en nuestra tierra, yerma para el emprendimiento y los negocios hasta tiempos recientes, comparada con aquellas en que germinó el liberalismo protestante.
Así peroran sobre la empresa, el dinero, el trabajo y recursos naturales apoyados en caducos eslóganes ajados por el paso del tiempo. Ni el coronavirus les abre la mente, como se vio en alguna intervención en el pleno del Congreso que ha convalidado el Real Decreto Ley.
Sanidad pública versus sanidad privada, enseñanza pública frente a enseñanza privada, y así hasta que los niños no son de los padres…
Hace ya tiempo que Deng Xiao Ping, comunista ilustrado, dijo aquello que el socialdemócrata González trajo luego a España: “Blanco o negro, lo importante es que el gato cace ratones”.
Respeto a la realidad, y el reconocimiento de la Nación a un patriota.