Homérico; la ascensión de Pablo Iglesias al Banco Azul está operando el milagro. La revolución de la calle ha asentado sus reales en los vergeles de la casta. “Amigos de la charca, estamos en el Gobierno”, espetó eufórico a “los poderosos” ayer en la ceremonia inaugural de su coronación prevista para el próximo día 21.
El líder inmarcesible del comunismo bolivariano ha desvelado que es humano, y necesario. El resto de la militancia, o como se defina la masa podemita, es meramente contingente; sólo el líder es necesario, como era lisonjeado aquel alcalde de “Amanece que no es poco”.
Y de la teoría a la práctica, el viejo código ético se cambia y ya está. Alcanzado el poder se cierra el tiempo de su conquista. Ya no procede aquello de la limitación temporal de mandatos, ni tampoco de sueldos. Simplezas de juventud.
Respiren tranquilos concejales y diputados que lo de las tres veces el salario mínimo no limitará sus haberes. Porque “debido al incremento del SMI desde la llegada de Podemos a las instituciones, y ante la perspectiva de que este continúe aumentando, el SMI deja de ser un marco de referencia válido para la limitación salarial de nuestra organización… A partir de ahora, las donaciones serán realizadas mediante porcentajes del salario percibido en función de las responsabilidades asumidas”.
En este sujeto todo discurre entre lo genial y lo ridículo. La justificación no tiene desperdicio. Y, naturalmente, cuanto mayor sea la responsabilidad… Pues claro, hombres de Dios, que hay que pagar nanis, colegios y la hipoteca de Galapagar, el medio millón y pico de los cooperativistas de la catalana Caja de Ingenieros…
Y siguiendo a Marx, Groucho claro, puesto a cambiar principios aquello de la perpetuación en el poder de los denostados partidos del sistema tampoco estaba tan mal. La nueva “ética” mantiene la limitación a “ocho años para todos los cargos públicos y cargos internos del partido, con posibilidad de prorrogarse excepcionalmente a doce años”.
Pero por si al líder necesario no le bastara podrá seguir, eso sí teniendo en cuenta que “más allá de dicho plazo, la prórroga estará supeditada a consulta a las personas inscritas”.
¡Ay, el factor humano! Así es la realidad de nuestra naturaleza, esa dimensión del hombre, y de las mujeres naturalmente, que los comunistas han pretendido aplastar siempre y nunca con éxito, porque el paso del tiempo hace surgir la llama de las brasas ocultas bajo la ceniza.
Eso sí, para demostrar que está donde siempre, el vicepresidente del Gobierno del Reino de España alienta a su parroquia: “Necesitamos trascender el hecho de participar en el Gobierno y empezar a dibujar de mano de los sectores populares un país a la medida de nuestro pueblo… No renunciamos a nuestros sueños: por una república plurinacional y solidaria”.
El hombre que puso al doctor Sánchez a la cabecera de la mesa a la que él mismo y su pareja se sientan los martes es el paradigma de desfachatez. ¡Qué cara!