Y el diálogo sucedió a la judicialización. El problema son las leyes, no los golpistas. Hay que joderse. Y como ciudadanos honorables fueron recibidos bajo el sol de una primavera cargada de virus en los jardines del palacete presidencial. El diálogo se encarnó en besos y abrazos previos a sentarse a la timba, y España puede, al fin, sentirse segura: los golpistas con corbata son otra cosa.
No tiene perdón este presidente demediado tras cargar con tantos fraudes a cuestas. Desde la famosa tesis doctoral hasta sus promesas electorales, todo en Sánchez Pérez-Castejón es una patraña. Como también lo es el diálogo con inhabilitados, convictos y el forajido. Se trata de perder el tiempo que el país necesita para ganarlo él afianzando el castillo de naipes montado con el impagable concurso del comunismo bolivariano.
Esto del diálogo con unos señores, con perdón, que se arrogan la representación que no tienen de más de media Cataluña es tan falaz como la aventura de Ábalos con Delcy la bolivariana. O la extraña indisposición del vicepresidente, precisamente él, el factótum de esta timba. Una amigdalitis la de Iglesias que, mal cuidada, podría dar al traste con la senda pacificadora emprendida y volver a caer en la canallesca judicialización. Aunque ahora, con la peón Delgado en la Fiscalía, la sangre no llegaría al río.
La residencia de la jefatura del Gobierno del Reino de España hoy ha servido de plató de una ignominia. Ni siquiera un orden del día tenían los jugadores. ¿Para qué, no te has enterado de que lo único que importa es la imagen? comentó en la antesala un ujier al compañero extrañado por la novedad.
Más de tres horas para concluir en medio folio que seguirán reuniéndose mensualmente, en principio sin los presidentes y que lo que acuerden “se formulará en el marco de la seguridad jurídica”. ¿Habrá seguridad jurídica al margen de la ley?
Con el Estado no se juega, pero lo están haciendo como si de un monopoly se tratara. Todo puede ser comprado, se subasta y el postor único lo ocupa; desde la Fiscalía General hasta una extraña dirección general en la que, víctimas de su ignorancia, confunden y mezclan el Patrimonio Nacional con el del Estado.
La humillación del Gobierno ante el séquito con que Torra ha entrado hoy en Moncloa está socavando principios esenciales para la convivencia de los cuarenta y siete millones y pico de españoles. Por no entrar a citar otras cuestiones de ordinaria administración, ya descalabradas, el contubernio que mantiene en pie la coalición socialcomunista está atentando, por ejemplo, contra la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley.
¡La ley!, eso que no basta, que no es suficiente según la celebérrima sentencia del doctor Sánchez, velis nolis seguirá ahí una vez aprobados los presupuestos tras algunas semanas de timba.
… Dentro de un año un negro terminará de escribir el libro que el doctor fraude firmará con el expresivo título “No fue posible la paz”. Lectores no tendrá, pero su autor fantasma será promovido a una Dirección General del ministerio de la Igualdad, por poner un ejemplo.