Una pregunta: ¿lo que está sucediendo es pesadilla o simplemente una broma inagotable? La aventura sanchista comienza a mostrar síntomas de final de etapa. La mesa, la fiscala, tractores urgidos por el de la coleta, la seguridad social, presos en la calle, una tarta en despacho ministerial…, y lo de Ábalos con Delcy, especie de serpiente de invierno que no saben finiquitar. ¡Con lo fácil que es describir la realidad, la verdad!
Dijo el doctor cum fraude que aquella noche en Barajas su ministro de cabecera y guardaespaldas en el partido había evitado una crisis diplomática. Esa fue la primera y única manifestación que el guía de la coalición de progreso ha hecho sobre el affaire nocturno en el aeropuerto madrileño.
Si la solícita visita de Ábalos a la pasajera del avión fletado por la dictadura bolivariana evitó una crisis diplomática ¿por qué la reabre tres semanas después la titular de Exteriores quejándose del proceder del gobierno de Maduro?
“Nos lo confirmaron cuatro horas antes de que aterrizase”, ha declarado para añadir algo tan rebuscado como que “ha habido una expresión con el gobierno venezolano”.
¡Una «expresión»! No una llamada al embajador, no una nota verbal, tampoco una retirada del embajador en Caracas, o una consulta con Morodo, una llamada a Monedero, ni siquiera un encargo a Zapatero para su próximo viaje, no; simplemente una «expresión» a Venezuela.
“Hemos expresado que quizá se podía haber hecho de otra manera… lo habríamos gestionado de otra manera, le habríamos prohibido entrar”. Punto final.
Todo ello no pasa de ser una nueva mentira, trola dirigida exclusivamente al consumo interior. A Venezuela no le ha llegado ninguna expresión, ni la agencia estatal se ha tomado la molestia de ampliarlo. La trufa es para remarcar lo de las cuatro horas antes, que ya dijo Marlasca, y tratar de desmentir la noticia de que la información del vuelo y sus ocupantes estaba en manos del Gobierno desde el día anterior.
La razón de la llamada “expresión” es tan falsa como las siete explicaciones aportadas por el ministro a quien le encalomaron el paquete. Falsa de necesidad pues de todo vuelo ha de informarse antes de su salida a las autoridades aeroportuarias de los países concernidos. ¿Cuatro horas?
Tanta negación de la realidad recuerda aquello de Groucho “¿A quién va usted a creer, a mí o a sus propios ojos?”; la del marido infiel sorprendido por la mujer: “No te preocupes, mi amor, que no es lo que parece…”
Ya está bien, doctor Sánchez. Los ciudadanos tenemos derecho a un Gobierno que no nos mienta, como usted seguramente coreó hace unos cuantos años, cuando lo de Atocha, ¿recuerda?