Con un par. El vicepresidente va y dice hoy que tiene un plan de gobierno que ofrecer a los españoles. Hay que tener huevos para habérselo ocultado a su jefe, el Presidente que entre tumbos le ha designado candidato; el jefe de partido que le aupó hasta el ministerio, la portavocía, la vicepresidencia y, ahora, a la sucesión virtual.
El cierre en falso de la crisis socialista es una especie de patada a seguir que puede terminar en cualquier cosa, como en el rugby. Si Zapatero ha consolidado una trayectoria de errores, rupturas y fracasos desde su llegada a la presidencia del Consejo de Ministros, ¿qué garantía de éxito tiene su último movimiento, aceptar la imposición de su vicepresidente como candidato electoral y, obviamente, jefe de partido?
Aceptó tragarse el sapo a cambio de salvar de momento su papel. Y los golpistas han transigido con el paripé conscientes de que lo fundamental es desalojar al zapaterismo, volver a ciertas esencias olvidadas, al legado de Felipe González.
Las elecciones las dan por perdidas, la presidencia no necesariamente. El partido socialista es capaz de pactar con los bildus, esquerras y quienes se pongan a tiro con tal de seguir manteniendo a sus cuadros a costa del Estado. Lo de la lista más votada vale tanto como el pacto anti transfuguismo, callampa que dicen en Chile. Se aprestan a bizcochar a la derecha regionalista canaria como lo harán con cualquier otra bisagra de conveniencia, papel en que destaca IU y al que aspira UPyD.
Eso sí, cuánto dure el frágil equilibrio de intereses y poder es la gran cuestión. ¿Regresarán sin rechistar a la nada de donde llegaron los aprendices de brujo que en siete años a poco se cargan el centenario invento de Iglesias y Fernando de los Ríos, Besteiro y Largo, Negrín y Araquistáin, González y Mújica …?
…Y ya llevamos 7 días perdidos.