Muy ingenuo hay que ser para pensar que una abstención de los populares, o ciudadanos, haría de Sánchez otro hombre, es decir, un presidente cabal. Es un timo de la especie del llamado tocomocho, hoy prácticamente erradicado tras la caída de los Madof, Ruiz Mateos y otros sinvergüenzas que con versiones más sofisticadas a tantos consiguieron esquilmar.
El llamado presidente en funciones -qué bien funciona el país sin Gobierno- ahora embauca al personal llamando a consulta -dice- al resto de las fuerzas políticas tal como si fuera el Jefe del Estado. Consultar qué a quienes sobradamente sabe lo que llevan en sus agendas. Extraño afán el de subir más escalones de los que corresponden al encargado de formar gobierno. Pero así es el doctor falsario, tan capaz de colarse en la línea del besamanos del Salón del Trono junto al Rey, como incapaz de situarse en su dimensión real, que no regia.
Los electores del Partido Popular no tienen conciencia de votar a un partido bisagra. Por su implantación nacional, experiencia de gobierno y principios programáticos es un partido de gobierno. Caer en el timo de la abstención para dar paso a un segundo gobierno Sánchez constituiría una perversión de su función en la sociedad. ¿Con qué peso podría mañana ejercer su papel?
Liberar al sanchismo de sus querencias no está entre los deberes de su oposición; es de responsabilidad exclusiva de su cabecilla. Porque si éste realmente quisiera emprender un nuevo camino lo tiene tan fácil como abrirse a un gobierno de coalición. Esta es la única vía para la liberación que suplica; un gobierno de responsabilidades compartidas. Pero entonces ¿en qué manos quedaría la oposición?
Sánchez es víctima de su pírrica victoria. Resulta divertido que amague con la amenaza de convocar nuevas elecciones. Visto lo que se está viendo no parece que con ellas ganara mejor posición. Los de Iglesias/Montero ya están suficientemente exprimidos y de las filas anticonstitucionales y otras minorías poco o nada puede sacar.
Sólo en la composición interna del centro derecha podrían producirse algunas modificaciones, para él seguramente indeseables. El lamentable espectáculo de con ese no me retrato, o sentarse a las mesas cantando aquel pasacalle napolitano, yo de doy una cosa a ti si tú me das… podría remover algunas fichas en el tablero.
Como de cualquier modo Sánchez hará la política que lleva dentro, en el truco de la abstención lo que está realmente en juego es la oposición.