Se siente estupendo, un tanto perdona vidas aunque su instinto cainita aflora de cuando en vez para apuñalar a sus rivales únicos, populares y ciudadanos. Preguntarse Sánchez que no sabe qué le ha hecho a Rivera para no quiere nada con él es un sarcasmo por parte del autor de aquel “no es no, y qué parte del no no ha comprendido”. Nuestra historia reciente no tiene registrado otro político con tamaña capacidad de impostura.
Y si al ciudadano lo tiene prendido por el cordón sanitario, a los populares les endilga que están en la prehistoria porque Suárez mentó a los neandertales y su escaso aprecio por la vida. “Ser Suárez no se hereda”, zahirió, y de paso tildó de barbaridad la alusión que hizo el popular a la reciente reforma de una ley norteamericana sobre el aborto.
Cuando se habla de oídas suele pasar lo que no debe pasar. Desde la presidencia del Gobierno el doctor Sánchez debería haberse informado sobre ese asunto, como sobre tantos otros que lapida con su frivolidad. Porque resulta que la barbaridad de Suárez no lo era tanto.
La Cámara de Representantes norteamericana aprobó en 2018 la Ley de Protección a los Sobrevivientes Nacidos-Vivos del Aborto –Born-Alive Abortion Survivors Protection Act– que obliga al personal médico a prestar asistencia a cualquier infante nacido vivo después de un aborto. El proyecto, necesitado de ratificación, fue modificado por el Senado, que derogó algunos puntos concretos.
La nueva Ley resultante deroga expresamente un precepto que otorgaba al niño vivo el derecho a la protección sanitaria y legal inmediata que las leyes confieren a todas las personas vivas. No dice pues que que el médico pueda matar a un niño que naciera con vida tras un aborto, pero deja a la criatura sin la protección que lo impida.
Vistos los textos en los boletines de las cámaras americanas resulta que la barbaridad no lo era tanto. Mal explicado sí que estuvo, pero ahí están los datos:
https://www.congress.gov/bill/115th-congress/house-bill/4712
https://www.congress.gov/bill/116th-congress/senate-bill/311/text
Y la asamblea de Nueva York tomó enseguida parte en el asunto con el mismo resultado:
Lo que a un particular le cuesta unas cuatro horas bucear en el proceso legislativo estadounidense, el Presidente rodeado de negros que le escriben tesis, libros, discursos y demás, habría resuelto su ignorancia en un cuarto de hora. Claro que cuando uno va sobrado, qué necesidad tiene de aprender.
Aparcado el Falcon 900, Sánchez vuela ahora a lomos del BOE regando la plaza con el dinero de nuestros bolsillos. Como caramelos en los bautizos tradicionales, cada viernes siembra sueños sobre los públicos menos afectos, como jubilados y funcionarios; pronto le veremos acudir en socorro de las monjas de clausura, que todo es bueno para el convento.
Para barbaridad, lo que nos está costando su campañita ya desde antes de empezar. Aquel Plan E de su maestro Zapatero, el amigo de Maduro, era un juego de niños y cuidado que nos costó. La hijuela.