Mal va una sociedad cuando atiende a la anécdota y desprecia la categoría. La metedura de pata de Adolfo Suárez Illana sobre el aborto en Nueva York, de las de campeonato sí señor, ha velado el contenido de su entrevista en la cadena Onda Cero, incluidas sus ideas sobre el aborto y el derecho a la vida.
Preguntado por si llegados al Gobierno cambiarían la ley actual respondió: “no”. Ahora mismo no hay consenso y el pueblo español es soberano, añadió. Pero yo intentaré convencer a la sociedad de que debemos respetar más el derecho a la vida. Hasta aquí lo fundamental de sus palabras.
Pero las redes sociales, medios, tertulianos y la fauna política se quedaron en los neandertales decapitando niños y la ley que nunca existió en Nueva York. Así de profunda es la capacidad de análisis y reflexión que caracteriza la decadencia de nuestra nación. De más de media hora de juicios y opiniones sobre la actualidad, los ecos de esta sociedad se han quedado con tres minutos tan de pasada como buenos para el morbo.
Afirmaciones hoy lamentablemente tan extemporáneas como que en democracia no hay que tener miedo a que la ley se cumpla no merecen la atención. Tampoco reflexiones como que la mejor España se ha basado en la superación del odio a través de la concordia, o que el único enemigo de la Nación es el odio.
O cuando hablando de los sondeos de opinión relativizó las exiguas expectativas electorales de su partido diciendo que cuando se ilusiona a un pueblo éste reacciona de forma especial, como hizo mi padre, González y más tarde Aznar.
Parece que importa un pimiento lo que el número dos del cartel electoral popular pueda decir sobre la cuestión catalana. Sánchez ha ocultado en su programa el primer problema que hoy tiene la política nacional pero no importa, vino a decir; Iceta es la liebre, y así como adelantó la posibilidad de un indulto a los golpistas, ahora sugiere un referéndum como medio para encauzar la situación si el independentismo llegara a alcanzar un sesenta y cinco por ciento.
¿Un sesenta y cinco por ciento de la sociedad catalana? En cualquier caso la soberanía reside en el pueblo español; dos millones de independentistas contra cincuenta de españoles. Esos dos millones tienen todo el derecho a sentir lo que sienten, pero vivirán frustrados sin alcanzar su sueño.
La confesión de que fue tentado con siete millones por Libertas para crear un partido alternativo al Popular podría haber sido motivo de noticia; morbo tiene el empeño del grupo creado por un irlandés euroescéptico que terminó poco después ligándose a Albert Rivera.
De hecho en las europeas del 2009 se presentó el ticket “Libertas-Ciudadanos de España” con Miguel Durán a la cabeza. Rivera fichó sorpresivamente al jefe de la ONCE durante siete años, presidente luego de Telecinco y Onda Cero, y que durante su juventud pasó en Cataluña de militar en el PSUC a la UDC, del comunismo a la democracia cristiana, siempre sin pestañear.
Interesante entrevista la de Alsina con el número dos de la candidatura madrileña de los populares. Los dicterios recibidos de comunistas y gentes sin mejor quehacer que el ridículo dejan claro que Adolfo Suárez Illana es un peligroso demócrata.