Como el caso de Máxim Huerta, aquel ministro tan breve, tan breve, que no llegó a merecer indemnización, otra sociedad instrumental ha florecido en el sembrado sanchista. Se ve que el esmero con que Sánchez ha elegido a sus figurantes es tan menguado como el que puso en su famosa tesis cum laude. ¡Qué barbaridad!
Para quienes los deportes empiezan en la F de fútbol y terminan en la T de tenis, el nombre de María José Rienda no les dirá nada pese haber sido una de las dos españolas capaces de haber ganado un primer premio mundial calzando esquís. Los colgó hace siete años para dedicarse al mundo de la gestión. Tras pasar por la Junta de Andalucía, directora general para la promoción del deporte, el doctor chisgarabís la colocó en el equipo de Guirao como Secretaria de Estado y presidenta del Consejo Superior de Deportes. Tal cual.
Currículo brillante ensombrecido ahora por la salida a la luz pública de la empresa “M José Rienda Contreras, SL”, en cuya ficha consta que su actividad principal son los D. de Imagen. Como lo de Cristiano Ronaldo, Messi, Modric y tantas otras figuras del deporte, aunque sin salir del país en el caso de la granadina. Pero la misma creatividad de la sociedad instrumental para tributar como sociedad la mitad de lo que corresponde a una persona física, además de rebajar en su IRPF los ingresos computables de lo cobrado por publicidad.
Tan claro como el agua, con el agravante de que la SL de marras tenía en su haber dos inmuebles, y de empleados, poco: uno durante tres de los siete años en que estuvo activa.
Como salido de ultratumba muchos creyeron escuchar de nuevo aquello de “Es inmoral tener al número tres de tu organización que ha creado una sociedad interpuesta para tributar la mitad de lo que le correspondería. Esa persona al día siguiente estaría fuera de mi ejecutiva”.
Así sermoneaba Sánchez a Iglesias a propósito del desliz incurrido por Monedero, algunos años antes, naturalmente, de que el doctor otorgara al podemita el papel de alfil promotor de su precario gobierno. Para allanar la senda de la futura amistad, Monedero hubo de salir del foco después de satisfacer a Hacienda los impuestos debidos por la sociedad que interpuso para cobrar hasta medio millón de euros a los gobiernos de Venezuela y satélites.
Aquello fue antes de ser presidente, según la doctrina de la identidad disociativa con que la vicepresidenta Calvo despachó sin rubor alguno la razón por la que Sánchez siendo candidato había calificado de rebelión lo de los cabecillas independentistas y ahora no lo es tanto.
En todo caso, pase que el presidente no se ocupe de estas nimiedades éticas, ni de aclarar lo del indulto a unos sujetos aún sin condena, incluso que siga lamiendo las delicias del turismo de Estado como si se tratara de una segunda luna de miel… pero ¿nada que decir sobre el indecente asalto de sus socios a la institución constitucional de la Corona? Así lleva el país a rienda suelta como si cabalgara un caballito de feria.
El PSOE no queda a salvo del trance sobre la jefatura del Estado por brillante que fuera la ocurrencia con que Felipe González salió ayer al quite recordando, como de paso, aquel “por qué no te callas” con que el Rey paró al caudillo Chávez su ofensa a un presidente del Gobierno español.
Juan Carlos I no hizo aquel día otra cosa que defender a una institución de nuestra Constitución. Eso sí, ante la estólida pasividad del presidente de turno que le acompañaba en aquella ocasión, Rodríguez Zapatero.