Es de suponer que cuando un ministro anuncia que hay que reformar la Constitución el Presidente está hablando por boca de ganso. O gansa, caso de la ministra Batet y su impromptu sobre el cambio de la Constitución, que calificó de urgente, viable y deseable en su primer día al mando, para pocas horas después confesar que era inviable.
El Gobierno comienza su andadura con la imagen por bandera. A falta de la responsabilidad de cumplir un programa, que no tiene, hace de la imagen una realidad con el fin de llamar la atención y movilizar al personal como la liebre mecánica incita la carrera de los galgos. Y en el gran canódromo nacional nada mejor que abrir la ilusión de un pronto y suave desenlace del cisma catalán. Para eso puso a una ministra y un vicepresidente representantes, una y otro, de las dos sensibilidades que chapotean en el socialismo catalán.
Cerrado el frasco del jarabe de palo que Rajoy venía administrando a los sediciosos se abre la homeopatía del diálogo. Diálogo a diestra y siniestra, hasta de tú a tú como pide el tan poco honorable Torra. ¿No sería mejor comenzar por un de usted a usted?
Sánchez parece dispuesto a aplicar un tratamiento homeopático al cisco catalán, basándose en el principio que alumbró el nacimiento de la homeopatía, lo similar cura lo similar, y mejor en pequeñas dosis. Para aliviar el prurito independentista, aplíquense un poco de federalismo, nación de naciones, etc.
Lo malo es que, tras dos siglos de experiencias, está por detectar el remedio homeopático realmente efectivo para curar una enfermedad. Y no parece que el efecto placebo vaya a calmar a los sediciosos. El paso del tiempo, una de las palancas habituales con que Rajoy se manejaba ante cualquier conflicto, tampoco; pasó el tiempo y el tiempo se llevó a Rajoy.
El flamante presidente aplicará esta medicina casera a las dolencias graves como quien da al balón una patada a seguir, no sea que se le encasquille la maquinaria electoralista.
A cambio engrasará ésta a base de sinapismos con mostaza sobre las cuestiones que mejor perfilen su flanco izquierdo: memoria histórica, justicia universal, más impuestos y laicismo a tope con un hasta aquí hemos llegado frente al Vaticano. Y una pesada losa de silencio para cubrir por el tiempo necesario, ya lleva una década, a sus dos expresidentes enganchados al gran fraude de los ERE.
De estribor pocas cosas le preocupan. Sabe que él es el único agraciado por las peleas entre populares y ciudadanos, y también que llegada la hora de un conflicto constitucional grave, ahí es donde tendrá el amparo necesario para solventarlo.