El choque de trenes no será el anunciado hace meses. Las vías pueden jugar malas pasadas, como la que se avizora en el seno de la sedición.
Mientras que Puigdemont anuncia exultante “Ya hemos ganado”, los de la CUP le amenazan con aquello tan histórico de “Roma no paga traidores”.
La historia es sencilla, o ridícula mejor. En el mitin de cierre de no se sabe qué campaña, pues en el 1-O no contienden más que los mismos entre sí, el presidente de la Generalitat se puso solemne para proclamar: “Ya hemos ganado, hemos vencido los miedos y las amenazas de un Estado autoritario que no nos quería dejar llegar hasta aquí y pretendía que nos rindiéramos a la primera dificultad”.
Y ahí está la causa del conflicto en ese “llegar hasta aquí”, como se verá enseguida.
El President aventuró que ganará el SÍ, cosa obvia cuando sólo ellos van a votar. Dónde, no se sabe; con qué, o quién hará el recuento, tampoco; qué más da. El caso es que ciscándose en todo, hasta en sus propias leyes, el procés sigue. «No sabían que como pueblo que somos en cada dificultad nos hacían más fuertes«.
Y después de tan inspiradas palabras -el pueblo por delante, de las personas nunca quieren saber nada- animó a los presentes a “rematar la vitoria definitiva el domingo”.
¿Definitiva? Y ahí se plantaron los cuperos. Esto no es “ni una movilización, ni un proceso participativo”, reclamó una diputada de la CUP, Boya, marcando distancias tanto respecto del tándem Puigdemont-Junqueras, como de la alcaldesa Colau que encontró en eso del proceso participativo el clavo del que colgar su voto.
Y para que les quede claro, dictó la cupera: “Es un referéndum de autodeterminación porque queremos declarar la independencia”. Para machacar: “Si no declaráis la independencia no os lo perdonaremos nunca. Roma no paga traidores. Tenemos memoria y no os perdonaremos nunca”. Así se produjo la diputada leridana que, ya puestos a reclamar autodeterminaciones, habla aranés en el Parlament.
La sombra de los asesinos de Viriato planeó sobre la muchedumbre. Fueron sus propios hombres quienes, sobornados por Roma, se cargaron al guerrero lusitano. ¿Quiénes jugarán qué papel en la asonada en curso?
Ah, y de los supervivientes, más de uno dará con su escaño en la trena. Al tiempo.