Muy torpe es la oposición cuando tras años de revolcones dialécticos sigue ofreciendo al presidente del Gobierno la oportunidad de comenzar el curso dando un mitin en el Congreso, que en eso terminó la comparecencia urgente que solicitaron para restregarle el Gurtel por la pechera.
Rajoy habló de lo que quiso… y de lo que los opositores no hubieran querido que hablara. Por ejemplo a Margarita Robles, portavoz del partido socialista, “si es que tiene usted partido” dejó caer el presidente, le sentaron como sinapismos las citas de sus propias palabras, siendo Secretaria de Estado con Felipe González, con que Rajoy le devolvía la pelota.
Por poner otro ejemplo, Iglesias Turrión tuvo que tragar quina al oír su dependencia de los regímenes de Venezuela e Irán y la reservada cena con Junqueras en casa de Roures, el empresario de los medios podemitas, Público y La Sexta. ¿Dónde la transparencia que usted prometió a sus propios compañeros?
La situación de cada cual ofreció otros aspectos rayanos en lo cómico. Fue el caso de Tardá, el representante de la izquierda republicana independentista diciendo que quieren separase de España porque es un Estado corrupto…
No fue menos curioso ver al joven Rivera descorbatado presumiendo en su intervención de que gracias a él se producía el debate para, de salida, achacarle al resto de la oposición haber brindado a Rajoy la ocasión de salir por la puerta grande. El presidente no se entretuvo con su socio presupuestario; si Rivera dice que Rajoy mintió ante los tribunales y que no es de fiar, ¿por qué le entregó el Gobierno? El comentario fue del podemita Errejón.
¿Es hoy el caso Gurtel y demás fechorías de los golfos apandadores la cuestión que realmente más importa a los españoles? Esa es la pregunta que quedó sin respuesta en un hemiciclo con aire de nostalgias posvacacionales mezcladas con ensoñaciones diversas, las que van desde desalojar del banco azul a los populares hasta soñar otros con una república catalana en la que el poder judicial sea ejercido por magistrados de contrastado nacionalismo.
Éste es el gran motor de la sedición que corre ya sin control de sus promotores, los pícaros Pujol, Alavedra, Penafreta, Millet y un largo etcétera. Lo demás, literatura. ¡Pensar que el nacimiento de un Estado pueda hundir sus raíces en tan altos vuelos y heroicas ambiciones…!
Perder tiempo y energías en convocar debates como el de ayer es otra forma de corrupción, señores diputados.
Me encanta el análisis. Síntesis perfecta